Retina | Monopolio del menosprecio
13/01/2025.- La mayoría de la oposición venezolana ha comprendido, de nuevo, que ser una alternativa solo puede lograrse en la política. No han cambiado en cuanto a su disposición a confrontar a la Revolución Bolivariana, pero han decidido avanzar por la vía y con las herramientas de la política.
Un sector minoritario, con poder económico y con abierta subordinación a las mafias de Miami, es el que sigue apostando por hechos violentos, invasiones militares y golpes de Estado. Goza del apoyo de la ultraderecha internacional y de los favores de empresas de información y de dueños de redes sociales.
Es curioso que los integrantes de este grupo radical de derecha son personas provenientes de familias que, durante la Cuarta República, estaban acostumbradas a recibir curules en la cámara de diputados sin tener que actuar en la vida de los partidos políticos y menos frente a los votantes sin militancia. Para estas personas, ser diputada o diputado era algo que estaba allí, en el momento que se les antojara.
Su comprensión de lo político está limitada precisamente por esta convicción. El poder estaba allí, a su antojo, cuando ellos lo quisieran, porque las decisiones se tomaban entre la poca gente que tenía mucho dinero y ellas o ellos son exactamente de las pocas familias con mucho dinero y con árboles genealógicos, reales o forjados, que pretenden extender raíces hasta el inicio de la invasión europea de América, sin mezcla con pueblos originarios de la región, ni árabes o africanos.
Su visión ha sido siempre plutocrática. En su comprensión de la realidad el poder es un monopolio de los ricos. La justificación de este monopolio se fundamenta en desmedida egolatría. Se creen seguros de ser más inteligentes, más educados y más honestos que las clases populares.
Este minoritario sector de la oposición, los y las de “los apellidos”, no logra comprender por qué fracasan sus planes, su sabotaje, sus amenazas y hasta el hambre que han tratado de imponer.
Cuando intentan comprender qué ocurre, culpan a quienes asumen como sus subordinados inmediatos, a los y las dirigentes de los partidos de oposición, a quienes señalan de ineptitud y traición.
Su mirada no logra ver lo que ocurre en lo que consideran que está más abajo. En sus capacidades intelectuales, si así se puede llamar, más allá de sus empleados inmediatos no hay nada que comprender. El resto de la agente la asumen como una masa manipulable con la que pueden jugar a su antojo. Su menosprecio no les permite considerar las variables presentes en nuestro pueblo de sabiduría, fortaleza, intuición, capacidad estratégica y protagonismo histórico, desde nuestra gesta independentista hasta hoy.
Freddy Fernández
@filoyborde