Al derecho y al revés | Un venezolano honesto muere

15/01/2025.- La noticia del fallecimiento de un venezolano decente, leal y valiente como fue el abogado Isaías Rodríguez, me permitió ver en vivo cómo la estupidez polarizada dificulta, de no ser superada, el reencuentro entre compatriotas, sin importar ideologías, estamentos sociales o económicos.

Valla indispensable que se debe superar para concretar la victoria económica que también debe acompañar la victoria política del 10 pasado.

Por eso comparto con los lectores de Ciudad Caracas un episodio que me sucedió el lunes 13.

Apenas me enteré de la muerte de quien fue amigo en varias ocasiones, escribí un corto obituario para compartirlo desde las redes.

Advierto que estaba "amanecido", pero no a consecuencia de una rasca, sino porque trabajo con un grupo mexicano con sede en Jalisco y con transmisión desde Acapulco. Nada extraño, salvo que ellos cierran la redacción a la medianoche del Pacífico mexicano, es decir, a las dos y dele de nuestra madrugada, y hoy amanecí metiéndole llaves a mi camioneta, ayudado por un mecánico tempranero.

Bien, dicho esto, comparto que, una vez colocado mi modesto obituario en las redes, como siempre, comencé a recibir algunos comentarios.

La inmensa mayoría de esos comentarios eran favorables o de personas que se sentían extrañadas porque no sabían del fallecimiento de Isaías.

Sin embargo, hubo un grupito que fue la excepción, encabezado por una venezolana que vive entre Madrid y Miami, a la que poco le faltó para preguntarme: "¿Cuánto te pagaron los chavistas?".

Acostumbrado en mis muros y bandejas a recibir pendejadas disfrazadas de filosofía, por lo general, suelo despachar esos correos, memes y vociferaciones con un "cada ladrón juzga por su condición", pero en el caso comentado y el de otros personajes, respiré hasta diez y contesté.

Ojo, esa venezolana, enana física y mental, la conocí al comienzo del primer gobierno del comandante Chávez, cuando unas amigas sifrinas decidieron "ingresar a la política", apoyando a quienes entonces protestábamos por asuntos concretos como la inseguridad y la inflación.

Esas amigas colaboraban llevándonos pan, agua, refrescos, y a veces vinagre, cuando había gases en el entorno. De ese grupo se escindió la insultante y lo hizo porque mis amigas sifrinas no necesitaban seguramente coger recursos de la NED y similares.

Pero esa que esta mañana insultaba también pensaba distinto en aquellos años de ingenuidad.

Esa "ciudadana" desde ese entonces vive de una ONG inexistente que desde Miami coloca o repite comentarios sosos, pero llenos de odio y mentiras contra los gobiernos venezolanos.

Mis redes son abiertas. No solo los "amigos" pueden acceder libremente a lo que en ellas publico, todos pueden comentar con críticas o alabanzas; para eso son libres.

Pero lo importante y que por el futuro de Venezuela se debe desmontar con actitud firme son estas y estos personajillos que desde la libertad de las redes inventan lo que no existe, como la detención de MCM —o la inteligencia de EGU—, o pretenden filosofar, repitiendo bulos y embustes.

No se puede caer en la trampa que desde el norte le inoculan al mundo.

Trampa que le vienen metiendo en la cabeza a todo ser humano expuesto al veneno que reparten los bots desde las redes.

Trampa inventada para evitar la crítica, que es el motor de todo progreso.

Trampa que nos mete en la cabeza que ante una agresión lo mejor es callar, y así hasta hay quien "democráticamente" exige un silencioso respeto a la bobería de la tierra plana.

Si somos patriotas y queremos un mejor país para los nietos, no podemos caer en esa trampa que aprovechan personajillos minoritarios como esa dama… enana física y mental…

Termino: cuando llegue el tiempo, a Isaías Rodríguez lo deben llevar al Panteón por valiente, leal a la CRBV y honesto.

A Isaías lo visité en su apartamentico de una habitación cuando era vicepresidente. Cuando fue fiscal, vivió en una sobriedad parecida a la de mi padre cuando le tocó ser embajador, en condiciones de bloqueo económico que no le permitían al Estado venezolano pagar el mísero salario de nuestros representantes ante gobiernos extranjeros, sino en remesas que tardaban en llegar hasta medio año. Isaías aguantó hasta que debió renunciar…

No cayó en la tentación de los que vendieron pasaportes. Fue un adeco honesto cuando lo conocí en Maracay, y luego un chavista igual de honrado. Q.E.P.D.

 

Domingo Alberto Rangel


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