Trinchera de ideas | Como desagravio a Colombia
...y en defensa de su gloria
16/01/2025.- El 30 de septiembre de 1813 tras recibir refuerzos a fin de sacudirse del asedio a Puerto Cabello, los españoles iniciaron una ofensiva hacia Valencia. El coronel Atanasio Girardot recibió la misión de contener a los godos, enfrentando una columna española en las alturas de Bárbula. En el esfuerzo del combate, Girardot fue alcanzado por una bala de fusil cuando trataba de fijar la bandera republicana en la altura conquistada. Girardot había nacido en San Jerónimo, Antioquia, en el territorio de la actual Colombia, y murió en Naguanagua, en el hoy estado Carabobo, Venezuela. Vivió 22 años.
En febrero de 1814, la confrontación entre patriotas y realistas alcanzó altos niveles en el centro del país. A cargo del parque de armas que se ubicó en la hacienda San Mateo, propiedad de la familia Bolívar se designó al capitán Antonio Ricaurte. Los españoles lograron realizar una exitosa ofensiva que generó la posibilidad de apoderarse de las armas almacenadas en San Mateo. Ricaurte prendió fuego a la pólvora y la hizo explotar el 25 de marzo de 1814, entregando su vida y la de un puñado de héroes que cuidaban el recinto. Ricaurte había nacido en Villa de Leyva, en el actual departamento de Boyacá, Colombia, y murió en San Mateo, hoy estado Aragua, Venezuela. Vivió 27 años.
Antonio Nariño nació en Bogotá. Es, junto a Francisco de Miranda, uno de los precursores de la independencia americana. En 1814 fue hecho prisionero y purgó seis años de cárcel en las mazmorras de la monarquía. Tras ser liberado en 1820, regresó a América, no a Bogotá donde estaba Santander, sino a Angostura, Venezuela, desde donde se comunicó con Bolívar. Conocedor de sus antecedentes y trayectoria, el Libertador lo convocó a reunirse en Apure cuando después de Boyacá y mientras se elaboraban los planes para lo que habría de ser la victoria en Carabobo, en simultánea se preparaba la instalación del Congreso. Bolívar lo designó interinamente vicepresidente de la República con la misión de instalar el Congreso Constituyente.
Debió pagar por su lealtad a Bolívar, la oligarquía santandereana nunca dejó de perseguirlo. Se defendió jurídicamente y salió absuelto de todas las acusaciones que falsamente le impugnaron. Pero su salud se había deteriorado y falleció en 1823 a la edad de 58 años. Es uno de los padres de Colombia, la grande, y padre de Venezuela, a pesar de que no nació aquí.
El 9 de diciembre de 1824, José María Córdova era el jefe de la 2.ª División Colombiana en los campos de Ayacucho, Perú. Las fuerzas a su mando debieron resistir los embates de los principales contingentes del ejército español y, cuando el general Sucre, le ordenó pasar a la ofensiva, Córdova se desmontó de su caballo y arma en ristre se puso al frente de sus tropas y los incitó a iniciar el ataque bajo la orden: "¡División, armas a discreción, de frente, a paso de vencedores!".
Al final de la batalla, en reconocimiento a su valentía y liderazgo, Sucre, sin consultar con el Libertador (que después avaló la decisión), ascendió a Córdova, en el mismo campo de batalla, al grado de General de División, quitándose sus propias charreteras y colocándolas sobre sus hombros. Córdova nació en Antioquia, Nueva Granada (hoy Colombia). Tenía 25 años. Su jefe, Antonio José de Sucre, de Cumaná, Venezuela, tenía 29. Juntos, jefe y subordinado, hermanos en el combate y amigos en la vida, uno colombiano, el otro venezolano, llevaron hasta Junín y Ayacucho las glorias de Boyacá y Carabobo.
Esta es la historia y es la gloria de Colombia. 200 años después, la oligarquía colombiana hecha poder: Pastranas, Uribes, Santos y Duques quieren hundir en la infamia y el deshonor la historia de lucha y de hermandad entre nuestros dos pueblos. Al igual que Santander, le siguen haciendo el trabajo sucio a Estados Unidos.
Pero los buenos colombianos, los millones de Girardot, Ricaurte, Nariño y Córdova, son para Venezuela hermanas y hermanos, aunque nos hayan separado por la ignominia de 1830. Ellos y nosotros somos hijos de Bolívar. La vergüenza de 1828 cuando intentaron asesinar al Libertador y de 1830 cuando las oligarquías de Caracas y de Bogotá, vergonzosamente, restablecieron la línea fronteriza trazada por España cuando España ya no era poder en América, hoy ha sido repetida cuando desde República Dominicana un expresidente pedófilo quiso imponer por vía de la fuerza lo que no han podido lograr por vía de la razón.
Otro expresidente, fracasado y derrotado, quien tras llegar a la máxima magistratura cabalgando sobre las fuerzas del narcotráfico y el paramilitarismo, ha pretendido dar lecciones de democracia, como la que él instauró en su país a través de la práctica de los falsos positivos, la persecución del pueblo, el desplazamiento de los campesinos y la entrega de la soberanía del país a Estados Unidos.
Pastrana, Santos, Uribe y Duque no son Colombia. Insultan y agravian su gloria y su memoria. Colombia es Girardot, Ricaurte, Nariño y Córdova. Ellos, al igual que Bolívar, Sucre, Anzoátegui y Urdaneta, son también nuestra guía y nuestro camino. No importa dónde se nace, lo que importa es dónde se decide morir y ellos murieron por Colombia, la grande, creada para todos por el Libertador Simón Bolívar.
Sergio Rodríguez Gelfenstein