Mundo alerta | Desiertos oceánicos: tragedia del siglo XX
20/01/2025.- El 20 de abril de 2010 se formó en el golfo de México una mancha negra que abarcó más de 100.000 km². La causa del evento fueron 3,17 millones de barriles de petróleo derramados tras una explosión en la plataforma petrolera Deepwater Horizon. En un comunicado, la empresa anunció una indemnización al Gobierno estadunidense de 5.000 millones de dólares por un período de 15 años. La petrolera no explicó si haría un gesto similar a favor de los familiares de los trabajadores fallecidos.
Pero no solo las víctimas fatales fueron ignoradas. Otros seres silenciosos e indefensos murieron bajo el manto oleaginoso: más de un millón de delfines, entre 4.900 y 7.600 tortugas adultas y de 56.000 a 166.000 tortugas jóvenes, entre ellas 100.000 mamíferos.
Organizaciones medioambientalistas estiman que, en total, más de millón y medio de animales marinos mueren cada año a causa de la contaminación, no solo petrolera, también intervienen tóxicos como el plástico, el DDT –que está prohibido en la mayoría de los países–, pesticidas, fertilizantes, aguas residuales y emisiones directas de las fábricas y de los cruceros turísticos, en su mayoría vaciados durante la noche para evitar la observación del público y de las autoridades sanitarias.
Los peces mueren por asfixia
Se estima que, en promedio, cada año 14,97 millones de toneladas de desechos depositadas en el fondo del mar, que producen “zonas muertas” o “desiertos oceánicos” que eliminan el oxígeno (hipoxia), originados por “nutrientes” químicos contaminantes que impiden la reproducción de las especies. Ciertamente, en algunos casos son ocasionados por contingencias climáticas naturales y ocasionales. No obstante, es básicamente la acción permanente del hombre la que causa estos graves daños, que a largo plazo generan escasez y encarecimiento de alimentos marinos, debido a que la muerte masiva de las especies obliga a los pescadores a recorrer cada vez mayores distancias, hasta zonas no contaminadas.
Según los expertos, si el número de zonas muertas continúa aumentando la extinción de casi todas las especies podría resultar inevitable. La acción contaminadora también se extiende a lagos y ríos, donde proliferan algas que absorben el oxígeno e impiden que la luz solar llegue hasta el fondo. La mayoría de las zonas muertas aparecen cada año en verano, cuando a través del calentamiento natural, la concentración de oxígeno disuelto en el agua de mar no sobrepasa los 2 ml de oxígeno por litro. La muerte masiva o selectiva de especies marinas se está produciendo cada día con mayor celeridad, impulsada por las ganancias que produce.
Pueblo pequeño, infierno grande
Solamente en las islas Feroes, en una comunidad europea con rango de Nación Constituyente y apenas 54.000 habitantes, el "grindadráp" (un término en que hace referencia a la caza de mamíferos marinos, principalmente ballenas) es una tradición practicada durante cientos de años. Hoy en día es oficialmente legal en este remoto territorio autónomo de Dinamarca, donde cada año son capturadas 600 ballenas denominadas “piloto”, que pueden pesar hasta 3.000 kilos. La jornada tiene una finalidad alimentaria, pero también forma parte de la cultura del país y está regulada por el Gobierno. Durante una faena, Olavur Sjurdarberg, presidente de la Asociación de Balleneros de las islas Feroe, calificó de excesiva la cantidad de 1.400 delfines capturados y sacrificados en un día. Opina que, máximo, debieron ser “solo 200” los cetáceos sacrificados. Se estima que, en promedio, cada año 14.97 millones de toneladas de desechos depositadas en el fondo del mar ocasionan la muerte de millares de animales. La protesta de los científicos y de la comunidad mundial ha sido categórica, aunque inefectiva. La inacción de los gobiernos y las autoridades internacionales permitió que se consolidara un sistema de explotación y contaminación global –irreversible hasta ahora– que apunta hacia una suerte de colapso interoceánico, también irreversible. Los protagonistas principales, por omisión o acción, son los gobiernos y las empresas.
Raúl Pineda