Punto y seguimos | ¿Cese al fuego?
Un acuerdo sostenido con pinzas, si acaso…
21/01/2025.- Celebra el mundo el alto al fuego acordado entre Israel y Hamás. Celebran los palestinos en medio de los escombros. Celebran algunas personalidades. Sin embargo, dada la naturaleza del conflicto y de sus actores, queda claro que el acuerdo es, por lo menos, inestable. Desde que se anunció, fue visible que no estaría exento de dificultades: inició horas después de lo estipulado y en ese tiempo no hubo tregua. Israel continuó atacando y asesinó al menos a veinte personas más, lo que habla elocuentemente del carácter poco proclive a la paz de los israelitas.
Así las cosas, ¿es posible un acuerdo duradero cuando una de las partes está del todo convencida de que la otra debe ser eliminada de la faz de la tierra? No parece muy viable. Este acuerdo puede cancelarse en cualquier momento y bajo cualquier excusa, la cual probablemente venga del lado de Israel. Por ejemplo, con un falso positivo que cargue sobre Hamás la culpa del colapso de los acuerdos y un discurso de "abuso de la buena fe de Tel Aviv", justificando así ante la opinión pública internacional el que se reanuden los ataques. Quizá sea el "retraso" en la entrega de rehenes. Cualquier cosa puede servir para no mantener un cese al fuego que dista de favorecer a los planes genocidas del sionismo.
Además, para que cualquier acuerdo perdure y evolucione, es imprescindible el diálogo, cosa difícil en estos momentos, a menos que se logre una presión externa que obligue a que las partes se sienten y asuman responsabilidades (especialmente Israel). Esto tampoco sería garantía de nada, vista la resolución del gobierno de Tel Aviv de no negociar sus "principios" y las declaraciones de varios de sus funcionarios, asegurando que cuando lo consideren retomarán el fuego.
Es agridulce la sensación que provoca ver los festejos de los palestinos en Gaza, Ráfah y otros territorios destruidos y polvorientos, con niños, hombres y mujeres rotos por dentro y por fuera, que lloran de alegría por unos minutos de cese del estruendo de las bombas. La tregua no alcanzará —tristemente— para que se pueda reconstruir o para que se restablezcan los servicios básicos. Palestina está lejos de poder levantarse antes de que los ataques vuelvan, porque lo harán.
Ojalá que esta pausa no sirva como distracción de la comunidad internacional, que ha presionado desde todas partes del mundo para que se detenga el genocidio. Es muy fácil para los menos informados pensar que con un acuerdo de este tipo las cosas ya están destinadas a cambiar. Hace falta más, mucho más, para que realmente el pueblo palestino tenga una oportunidad frente a aquellos que no tienen otro objetivo que el de exterminarlos.
Mariel Carrillo García