Letra veguera | Aristóteles y el alza del dólar

La bondad como modus vivendi

16/11/22. Comenzaba a ordenar unas ideas sueltas para mi artículo semanal alrededor del tema de las nuevas restricciones que la UE propone contra Venezuela, de los encuentros de Macron y el Presidente Maduro, el viaje a París de Jorge Rodríguez para continuar dialogando con esa gente de la Plataforma Unitaria, y me entero que hoy domingo es un día para hacer el bien, dado que internacionalmente se ha decretado que este es el Día Mundial de la Bondad: "Elemento esencial de la condición humana que une a las divisiones de raza, religión, política y género", según reza un texto que, con diversos aspectos, titulado "De aquí y de allá", me envía diariamente Alberto Luna, el abuelo materno de mi hija.

Me concentré en el texto porque llamó mi atención por diversos motivos que ya verán.

Primero me voy a permitir compartir el origen y los significados del término, que vienen de bonus, que traduce bueno y del sufijo tat, ambos nacidos en el latín, pero dada las incomprensibles o no aclaradas mutaciones sociolingüísticas o morfológicas que han sufrido las palabras de una lengua muerta, entonces comprendí la inutilidad de buscar las verdaderas raíces, lo cual hizo que me conformara sin mucho afán con las versiones en castellano: bondad se identifica con una "cualidad" humana estrictamente humana, interpreto después de saber que Sócrates metió las manos en el asunto.

También se puede decir bonitatem, un término que suena a un nombre de un antiespasmódico antiguo, que significa tan bueno.

Igualmente es sinónimo de otros nobles valores intrínsecamente humanos como la generosidad, la tolerancia, la comprensión sin dejar cabos sueltos, humildad, sencillez y la paciencia, como aquella que mantuvo San Francisco de Asís.

Seguro que fue Aristóteles quien sembró la sentencia filosófica de que la bondad es un estado del alma; para él todos los seres humanos "pueden desarrollar acciones virtuosas, siendo la bondad una cuestión de hábito", parece que dijo y así se quedó.

Lo que no está muy claro para mí y para otros es que la bondad pueda ser un hábito que se exprese cada ocho días y sí se convierte en un modus vivendi entre los comerciantes para con los usuarios de esta época hiperinflacionaria, de tal modo que sirva la bondad para sobrevivir ante el impacto del alza de precios en los cambures o en el litro de agua de coco, cuando "el paralelo" sube en menos de lo que canta un gallo.

Parece a simple vista complicado, pero no lo es. Busquemos ejemplos con otros productos de la llamada cesta básica y sé que sobrarán: las catalinas negras, las leguminosas, el aceite que ya no viene en el CLAP, la lechosa, el café de calidad  o los limones, para no mencionar el Cadalzo que es una carnicería y sus productos cárnicos, como el marrano, que de tres coma cinco puede volar ante la perplejidad de los consumidores.

Ahí Aristóteles no calculó bien, o estaba pensando en el significado de la Rosa de los Vientos, porque en el entendido de que un hábito es una conducta humana que podría ser eterna, o al menos cultivarse como un modo de ser que hiciera de la bondad su don más aparejado a la forma de volverlo un proceder humano hermoso e invariable, sin duda alguna que algo no le salió bien al filósofo, porque por más bondades que prodiga el bodeguero de la esquina a sus vecinos, los precios de los productos varían de un día para otro, y este hecho está sustentado calculadora en mano, ariméticamente explicado y con base en las leyes de la economía, esa disciplina cada vez más liberal que a diario nos da un coñazo en las narices y que deja a la bondad muy mal parada.

   —Yo no tengo la culpa del alza del dólar  –dice el bodeguero a sus clientes.

Presencié el drama  sobre el que hablo porque fui a la bodega de la esquina y lo vi y oí todo.

Y les hablé de la bondad con el celular por delante. El bodeguero me preguntó quién era Aristóteles y yo le remendé una respuesta acorde a la ofuscación del momento y les dije a todos:

—Pero hay más. Oigan esto: hoy en Venezuela se celebra también a Nuestra Señora del Socorro y su imagen mariana corresponde a la Virgen de la Dolorosa. 

Les leí textualmente: "Dice la leyenda que hubo un error de destinatario al momento de la entrega de la imagen en la ciudad de Valencia, conservándose finalmente el nombre de la virgen que se tenía previsto recibir (Virgen del Socorro), pero manteniendo la imagen recibida cómo Virgen Dolorosa.

Todos se miraron entre sí y el bodeguero cambió de color cuando agregué: hoy, además, es el segundo domingo de noviembre y hay otras celebraciones más: Día del Abrazo en Familia y Día Mundial del Trabalenguas.

Los Trabalenguas son peligrosos.

"Como dice el viejo dicho y ese dicho yo lo he dicho,
que diciendo lo del dicho que me han dicho,
dicho ha sido el dicho aquel que dice:
Del dicho al hecho hay mucho trecho".

Que la bondad reine entre los precios y digamos todos: "No al paralelo
criminal de aquí, solo aceptemos al paralelo de Greenwich (por ahora),previendo que salga un carajo y diga que es de él.

 

Federico Ruiz Tirado


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