Comentarios noticiables | El fenómeno Donald Trump

El culto a la personalidad

25/01/2025.- En los actuales momentos de este mundo tan disparatado, es preciso valorar en forma personal las concesiones y las acciones de Donald Trump. El culto a la personalidad es una de sus características, pero ajena a la naturaleza de la democracia. Constituye una vulneración de sus principios fundamentales y, por tanto, de ninguna manera se puede justificar. Menos aún se podría pensar que es un fenómeno lógico engendrado por la democracia.

El recién juramentado, el lunes 20 de enero de 2025, como presidente electo n.º 47 de los Estados Unidos de Norteamérica (EE. UU.), Donald Trump, por ahora tiene la supuesta oportunidad de ganar la inmortalidad, que no la han tenido otros magnates de la Casa Blanca. Su inmortalidad no será apacible a lo largo del período de la administración de su gobierno. Durante ese tiempo se seguirá discutiendo su papel en la historia del país, en el que estarán presentes el irrespeto, el odio, la amargura, la contradicción y la eterna vacilación. A veces, los epítetos de bonachón y marrullero pueden ser aplicados simultáneamente a Trump, en su inevitable trajinar político.

El propósito político del nuevo inquilino de la Casa Blanca sobre Venezuela parece que va a ser ahora más cruel que el de su gobierno anterior. Su hostilidad contra el también presidente electo de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, indica que no se contendrá al afirmar que reconoce al fascista Edmundo González Urrutia como el ganador de las elecciones del 28 de julio de 2024 en Venezuela, a sabiendas de que este fue derrotado en dicha votación. Todo lo relacionado con el proceso comicial fue publicado por el Consejo Nacional Electoral (CNE) del Poder Electoral de Venezuela, la Asamblea Nacional y debidamente ratificado por la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). El actual administrador de la Casa Blanca ha advertido que continuará dando que hacer al presidente Maduro, aunque sea con la serie de fallos y fracasos en la época de Juan Guaidó, haciéndose la vista gorda ante la crecida alternativa de la multipolaridad de la vida política internacional.

En Washington, ahora están más locos que nunca por salir de Maduro y, por si fuera poco, siguen viendo a Venezuela como una amenaza para la seguridad del continente y un fundamento para la desestabilización regional. El interés de la Casa Blanca es seguir centrando esto en el período que comprende los cuatro años del gobierno de Trump, en el que reinen los argumentos hipócritas del poder económico sobre los derechos humanos. La condición de gran potencia militar de EE. UU., su falsa democracia, enviciada libertad y aquellos aspectos a través de los cuales tratan de dar al mundo una imagen afectuosa de un sistema social corrupto cuya crisis está señalada por la brutalidad, la diplomacia del engaño contra los países soberanos e independientes, sin distinción y en forma indiscriminada.

La gran victoria de Trump se obtuvo con poca confrontación contra la candidata demócrata Kamala Harris. Ella, como vicepresidenta de Estados Unidos, llevó el peso de la degradada administración del presidente Biden y el fracaso de este en el debate con el candidato republicano en una noche a finales de junio de 2024. Fue la gran ganga del año 2024 para Trump.

El cargo de presidente de EE. UU. es uno de los más importantes y poderosos del mundo. Trump no lo ignora, porque tiene experiencia en las facultades presidenciales, que ejerció durante el período 2017-2021.

La Constitución de EE. UU. establece que el Poder Ejecutivo del gobierno nacional estará legalmente delegado en el presidente de Estados Unidos. Los demás funcionarios ejecutivos son responsables ante él y de él reciben la facultad de ejercer funciones. Igualmente, la Constitución estadounidense tiene preceptuada la destitución del presidente si él falleciera, renunciara y/o tuviera una incapacidad física. En el caso de la incapacidad del presidente Biden, no se pudo lograr que la vicepresidenta Kamala Harris lo sucediera en el cargo.

Al fenómeno de Donald Trump y a sus aliados, los venezolanos les exigen la anulación de las 1027 medidas coercitivas unilaterales, entre las cuales 17 afectan al sector privado y el desbloqueo de más de 20 mil millones de dólares en el sistema financiero internacional en 20 bancos y otras entidades financieras internacionales. Señor Trump, trate en lo más sagrado de la Constitución norteamericana, a la que debe obediencia, de retractarse públicamente, en nombre del gobierno del Estado norteamericano, a favor del resarcimiento e indemnización que corresponda a la República Bolivariana de Venezuela. La vendetta política que EE. UU. se ha empeñado en imponer a Venezuela, con odio mediático contra el presidente venezolano Nicolás Maduro, se estrella ante la voluntad inequívoca de nuestro pueblo y el gobierno de mantener en alto su dignidad, su soberanía e independencia nacionales. Usted, señor Trump, siga con el acompañamiento del culto a la personalidad en pro de la inmortalidad, pero deje de aferrarse a la ilegalidad, el terror y la imposición de sanciones con las cuales arremete contra el gobierno venezolano y su pueblo.

 

J. J. Álvarez


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