26/01/2025.- Cuando se dice que una película es musical ya genera cierto rebote por parte de algunos espectadores. Emilia Pérez, escrita y dirigida por el francés Jacques Audiard, no ha sido la excepción, pero parte de las secuencias de la historia contada al estilo Broadway ha calado bien en la crítica, sobre todo al momento de querer exaltar (más que mostrar) una denuncia social. El análisis de la audiencia es otro, sí. Vamos por partes.

Siempre he pensado que resulta difícil hacer esta combinación en cine para llamar la atención del espectador pero, aunque al que no le guste el género musical simplemente no habrá manera de que le enganche, en este caso también ha habido medias tintas en algunos odiadores de este género, pues la producción, el guion, la dirección y las actuaciones protagónicas han causado buen clic.

Detractores del filme hay muchos, sobre todo en México, pues la historia se centra allí, aunque sólo hay una sola actriz del país azteca: Adriana Paz. El resto son algunos actores y actrices que no convencen por sus pronunciaciones, tomando en cuenta que la mayoría proviene de otras naciones, como Selena Gómez (que hace de la mujer estadounidense-mexicana del capo Juan “Manitas” del Monte) y el venezolano Edgar Ramírez, quien cuenta con un papel muy básico.

Por mi parte, pienso que, por tratarse de una ficción, estuvo muy bien hilada y con buena sincronización. Y es que hacer denuncias como la violencia contra la mujer, el secuestro, el mundo del narcotráfico, la corrupción de justicia y, en sí, la maldad como tal, a través de estas licencias artísticas como la música, van más allá del acento. No me pareció una burla el querer ponderar estos problemas en un musical (como algunos lo han sentido).

Asimismo, tratando de no hacer spoiler, la parte que muestra el horror de las desapariciones es de gran impacto. En mi caso, recordé con dolor la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, en 2014.

Otro punto que ha generado fricción en algunos es la manera como el director quiso mostrar a un capo de las drogas que pasó de ser vil y peligroso a ser una mujer trans salvadora y justa. El cambio de género podría darse, pero la esencia maliciosa queda, aunque haya ciertos arrepentimientos. ¿O no?

Lo cierto es que, a favor o en contra, se trata de una película de alta factura. No en vano, el 5 de enero se impuso en los Globos de Oro como mejor película musical, película de habla no inglesa, actriz de reparto a la actriz dominicana Zoe Saldaña y canción original por “El mal”.

Y antes de esto, en los Premios del Cine Europeo, realizado en diciembre en Suiza, se llevó cinco galardones: mejor película, dirección, guion, montaje y actriz a Karla Sofía Gascón. Asimismo, en mayo pasado, ya había obtenido el Premio del Jurado y el de mejor actriz a todo el elenco femenino en el Festival de Cannes.

Ahora Emilia Pérez es una de las grandes favoritas de los Premios Oscar con 13 nominaciones: mejor película y también película internacional (Francia); dirección; actriz a Gascón; actriz de reparto a Saldaña; guion adaptado; fotografía; montaje; banda sonora original; sonido; maquillaje y peluquería; y dos candidaturas por canción original para El mal y Mi camino.

Tantas nominaciones comenzaron a causar furor en los usuarios de las redes sociales (más en contra que a favor) al hacer comparaciones con sus contrincantes, al hacer balances de nominaciones en otras ediciones, al mostrar las omisiones de otras cintas que pudieron entrar en la contienda de esta edición y por la polémica de seleccionar a una mujer trans como mejor actriz frente a grandes artistas como Demi Moore, Fernanda Torres, Cynthia Erivo y Mickey Madison.

Definitivamente hay que verla y que cada quien sentencie, a favor o en contra, desde su criterio. La controversia continuará.

Rocío Cazal