Comentarios noticiables | El feroz holocausto contra Palestina
Una terrible realidad desde 1948
01/02/2025.- El feroz holocausto contra Palestina comenzó concretamente a configurarse con la creación del Estado de Israel en 1948, debido a las espantosas mentiras y ficciones de que Palestina era una tierra desierta que los sionistas debían ocupar. Esa fue la idea que traían desde el primer Congreso del Sionismo, celebrado entre el 29 y el 31 de agosto de 1897, en la sala de conciertos del Casino Municipal de Basilea, en Suiza. Dicha falacia permitió poner en práctica el plan sionista de muerte y devastación contra Palestina, que la humanidad aún conoce.
Las autoridades sionistas de Israel, por el hecho de obtener el estatus especial de socio de Estados Unidos de América (EE. UU.), desde el punto de vista del volumen de la ayuda económica, técnica, militar y de la protección ideopolítica, representan la política cercano oriental de Washington, aunque ello dañe las relaciones de la Casa Blanca con el mundo árabe. Estados Unidos e Israel han tratado de ignorar que comunidades judías han existido en Palestina y siempre fueron acogidas para la integración; pero el sionismo, apoyado por potencias europeas, ató aquellas comunidades bajo presiones y engaños. Anteriormente, en 1950, había una población judía en Egipto, Iraq, Líbano, Siria, Baréin, Yemen, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos, cuyas condiciones mejoraron notablemente y alcanzaron florecimientos.
Los sionistas intentan aún por todos los medios, con revelaciones y mandatos divinos de las Sagradas Escrituras, justificar el engrandecimiento de las fronteras del Estado de Israel. Por cierto, esto ha sido desde el mismo momento de su fundación, el 14 de mayo de 1948. Con el argumento del Dios Jehová y Abraham, el frenesí, la soberbia y algunos eufemismos por el estilo resurgieron el Sión como la inevitabilidad histórica para ensanchar sus fronteras hasta los límites del territorio bíblico "desde el Nilo hasta el Éufrates" y el deber de todos los judíos del mundo de respetar y apoyar el Estado de Israel. Detrás de todo esto están los intereses verdaderos del Estado de Israel como gobierno típico burgués, en que el poder está en manos de la gran burguesía que tiene como ideología el sionismo, un auténtico nacionalismo reaccionario y agresivo.
En Tel Aviv, ciudad fundada en 1901, se declaró la independencia de Israel el día 14 de mayo de 1948 y, con ella, la partición del territorio de Palestina una vez terminado el mandato británico. Dicho plan de partición se concertó en Nueva York, en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en la Asamblea General del 29 de noviembre de 1947, de conformidad con la resolución 181. La Palestina dividida se materializó al darle a Israel más de la mitad de su territorio. A Palestina se le concedió el 44 % de su territorio original, separado, además, en zonas inconexas, lo cual trajo agudas contradicciones y conmociones que avivaron la guerra árabe-israelí en 1948 y en 1967. El ejército de Israel, especialmente protegido por EE. UU. desde comienzos de 1940, bien organizado y pertrechado, con aviación y armas modernas de varios tipos de calibre, logró salir victorioso para convertirse en guardián de los intereses imperiales, estadounidenses y europeos en el Medio Oriente.
El derecho internacional prohíbe la aplicación de determinados tipos de armas que están proscritos, matar o herir alevosamente, usar plomo fundido, atacar o bombardear ciudades, pueblos, campamentos de refugiados, viviendas o edificaciones, anunciar que no habrá perdón, hacer tabla rasa con los protocolos y convenios de Ginebra, violar normas protectoras de mujeres, niños y ancianos, no observar las leyes y costumbres de guerra, contaminación de las aguas y de la atmósfera, la práctica del genocidio con la intención de exterminar total o parcialmente a la población civil palestina, etc. En este contexto, el primer ministro y el ministro de Defensa de Israel han incurrido en sanción de privación de libertad por violar las normas del derecho internacional, por el constante bombardeo, ametrallamiento y el ejercicio de crueldad sobre la población civil palestina indefensa. Estos hechos y planes siniestros se llevan a cabo mientras el gobierno sionista trata de sembrar confusión hablando de derecho a la defensa de su pueblo con el pretexto de que fueron víctimas del Holocausto nazi. Lo cierto es que la Corte Penal Internacional (CPI) ya se pronunció sobre el feroz holocausto israelí con la orden de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y su ministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra y de lesa humanidad, al dirigir intencionalmente los ataques contra la población civil palestina, objetivos civiles, el personal de la ONU, etc. Todo se deberá a incesantes esfuerzos por aplicar lo establecido en el artículo 8 del Estatuto de la CPI. Netanyahu y Gallant han hecho todo por burlar el cumplimiento de la orden de arresto y evadir la justicia. Ambos saben que serán enjuiciados como criminales de guerra por la CPI o por un tribunal penal ad hoc. Este genocidio no puede quedar impune. La cifra de muertes supera las cuarenta y siete mil, con más de ciento diez mil heridos.
El mundo está enterado de que Israel no puede sostenerse a sí mismo sin contar con la ayuda militar de Estados Unidos. Israel no puede considerarse absolutamente independiente porque se ve obligado a confiar en la defensa por parte de Occidente. Por ello, Israel, como miembro de la ONU, tiene el deber de velar por el cumplimiento de la Carta de la ONU, para que el derecho surta un verdadero efecto en beneficio de la población palestina.
J. J. Álvarez