Vitrina de nimiedades | Medios tradicionales o emergentes

¿Quién nos retrata el mundo?

01/02/2025.- Mayor cantidad de datos no equivale a mejor conocimiento, menos aún a explicaciones oportunas. Esa realidad no requiere mayor detalle en estos tiempos, cuando la estimación más conservadora sostiene que pasamos al menos seis horas diarias conectados a internet. En ese universo, los roles tradicionales de la comunicación pública se están transformando (en algunos casos, también se están fracturando) para dar paso a nuevas formas que, si bien reciben un reconocimiento cada vez más fuerte, no dejan claro cuál es el compromiso político y social de estos mecanismos. El mundo de los influenciadores y su impacto en la percepción del periodismo es una muestra de un cambio aparentemente imparable, que obliga a levantar la mirada y tratar de descifrar el horizonte a mediano y largo plazo.

En esa línea, la reciente decisión de acreditar a los representantes de los "nuevos medios" para asistir a ruedas de prensa en la Casa Blanca bien podría considerarse como otra prueba del dominio que Donald Trump pretende ejercer en las redes sociales. Youtubers, podcasters, instagrammers y afines son reconocidos no solo como agentes de marketing político, sino como relatores privilegiados de un período convulso. Es una posición nada despreciable ante la crisis de credibilidad del periodismo y el auge de los llamados "influencers de noticias".

Decisiones de este tipo no sorprenden si apreciamos cómo ha cambiado el acceso a la información periodística. Realmente, la decisión de la administración Trump no es original: otros actores prefieren privilegiar a los influenciadores frente a los medios, o al menos equipararlos. De la mediación que han cumplido entre las audiencias y los medios tradicionales, las redes sociales pasaron a comportarse como el principal vehículo de difusión del acontecer social. Son, además, una oportunidad para aquellos periodistas con prestigio que desean gestionar su propio modelo de producción informativa.

En un estudio del Instituto Reuters que aborda el panorama en Argentina, Brasil, Estados Unidos, Francia y Reino Unido, las voces que escuchan las audiencias para informarse son reflejo de la transformación en marcha. Mientras en X, Facebook y YouTube los medios de renombre y los periodistas de trayectoria tienen mayor influencia, en Instagram y TikTok figuras alternativas, desligadas de las típicas empresas informativas, se abren paso. En términos de narrativas, la opinión se impone sobre el relato informativo.

El relato puro, libre de matices, no existe. Eso se le ha reclamado abiertamente a los medios tradicionales, pero el auge de nuevos actores dedicados a contar lo que ocurre en nuestro entorno, en muchos casos sin la obligación de respetar estándares discursivos ni lineamientos éticos, plantea dudas sobre las expectativas de las audiencias. ¿Buscan el dato duro o prefieren reforzar sus opiniones? ¿Qué quiere saber la gente o, más bien, qué prefiere no saber? Mientras la ruleta del algoritmo complace patrones de comportamiento y se afianza el monopolio de las redes sociales, aún no está claro cuáles serán las voces que finalmente nos cuenten qué pasa en este mundo.

 

Rosa E. Pellegrino


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