Retina | El padre Trump
03/02/2025.- Donald Trump apela a la imagen del padre severo, es ese su mercadeo político. No es nada nuevo en la política, todo lo contrario, es un camino muchas veces explotado que no deja de captar incautos y que, como ha sido habitual, tiene pésimas consecuencias para quienes se sienten protegidos y para quienes son agredidos, solo por generar la idea de una supuesta protección.
El territorio del padre severo es la casa familiar y sus terrenos inmediatos. Lo que ocurra más allá debe “respetar” lo que este “padre” dispone para asegurar lo que le parece bien para su casa. Dentro de esa morada, debe imperar la obediencia y la disciplina. Nadie puede cuestionar lo que decida quien está a la cabeza de la casa. El debate es una falta de respeto.
Por supuesto que la experiencia que se adquiere en un ámbito como el descrito es castrante, pero es un marco moral que conocemos y que, en mayor y menor grado, tenemos la mayoría de las personas. Así ha ocurrido que diversos presidentes de Estados Unidos inicien invasiones a otros países invocando la protección de la ciudadanía estadounidense, incluso diciendo que no tienen porque consultar a ninguna instancia porque su deber es proteger a su gente.
Ahora Trump se cree más padre que antes. Hizo lo que le dio la gana durante su gobierno anterior, intentó asaltar el poder después de perder las elecciones, fue perseguido en cortes judiciales y, a pesar de todo esto, les volvió a ganar las elecciones a sus adversarios.
Hoy se cree más padre y tiene una visión de su espacio que le resulta mucho más clara desde el punto de vista de sus convicciones. Es un tipo que ha soñado que ser presidente de Estados Unidos es presidir el mundo. Intenta hacer más contundente ese dominio mundial y que esa contundencia esté confundida con su nombre. Trump quiere hacer historia y para ello ambiciona Canadá, Groenlandia y el control del golfo de México y del canal de Panamá.
La apuesta es absolutamente cara y peligrosamente errónea. El mundo tiene hoy una conformación en la que Estados Unidos puede dejar de ser central. Es cierto que la desaparición de tal centralidad tendrá consecuencias severas en algunas regiones, pero la conformación de la economía y las relaciones internacionales tiene ahora oportunidades claras de generar equilibrios capaces de prescindir del dólar y del despliegue mundial del ejército de Estados Unidos, que son hoy las únicas razones que dan peso a Estados Unidos, un país que ha perdido su empuje económico, industrial, científico y cultural.
El deterioro se nota en la propia “casa”. Las elecciones las perdió el partido demócrata, la ganaron los republicanos; pero perdieron su propio partido, que es ahora el partido de Trump. Algo distinto está llamado a surgir allá.
Freddy Fernández
@filoyborde