Psicosoma | Pilar Huamani Ccaccya
Dedicado a Pilar Huamani Ccaccya
04/02/2025.- Estoy en familia, con mis tres hermanos y hermanita, para asistir a la sepultura de nuestra madre Pilar. Había conversado con ella una semana antes de su partida y tenía la esperanza de volver a verla, sentir sus manos y sus caricias, pero ahora no está. No sé nada del otro mundo. La siento sola y la veo en su cuarto y en cada espacio de la casa grande. No me atrevo a tocar su cocina, ropas, prendas ni sombreros. Toda una vida que casi llega a la edad nonagenaria.
Recuerdo sus regaños al ver mis ropas menudas y ligeras, pensando en el cuido del frío helado, aquellos ventarrones chupadores del alma o aires que nos llaman. Siempre fui su niña huida, la Charito o Charo, a regañadientes.
Madre, siempre estuve de viaje. Quería retornar a ti siempre, pero la salud y las operaciones me detuvieron. Bien sabías de mis pasos, mis sueños y me hiciste revivir en tus brazos cuando perdí a mi esposo. Recuerdo tus atenciones, los paseos, las bromas y la alimentación diaria. Te molestaba tanto mi inapetencia que, en tu sabiduría, recurriste a platos infantiles. Me decías: "Vamos a hacer barriguita", mientras papá, incansable danzarín, me sacaba risas.
Madre mía, les cuento a mis hermanos las tremendas travesuras de niña, del primer juicio a los cuatro años, porque un perro me mordió la muñeca derecha, lo que requirió siete puntos. Entonces, decías: "Mi hija está marcada por un perro".
Como hija mayor ahora, con un dolor insoportable, te hablo en presente, te llamo y caigo en cuenta de que es inútil y de que nos vamos a cada nanosegundo. Sabes bien que la Lima gris y desértica de cielo vallejiano me mata y me sana, me acaricia y escupe…
Te fuiste el día de la fundación de la ciudad de Lima y duermes en tierra de Huachipa, con cerros plomizos, pampas reverdes, árboles inmensos, campos de pícnics, restaurantes e iglesias. Es un urbanismo del cielo con flores frescas que el riego del goteo las refresca de a ratos. Me provoca sucumbir, pero solo caigo de rodillas. Cómo quisiera ser un can para escarbar y escarbar…
"Estoy cansada", me dijiste, y yo también. Casi un sopor me tumba al aire fresco, y sueño y sueño… Estás acostadita, frágil muñequita Pilar. Eres mi luz y hoy, Día de la Virgen de las Candelas, viniste a cuidarme, a sobar mis ojos muertos, mi frente marchita sin ganas de seguir…
"Párate, que la cama chupa", decías con esa voz férrea, en una orden sin discusión. Sí, eres toda una mandona, una matriarca, la hija única que siempre soñó tener una gran familia, con setenta años de matrimonio y la devoción de amor de mi padre hacia ti, mamá. Nunca en mis tres matrimonios vi repetirse esos ojos de hombre entregado a ti. Siento que ya te ibas a buscarlo cuando me repetías: "Tu papá no viene y lo extraño, y ahorita el catorce de enero es su cumpleaños. Ya me voy…".
El dieciocho, yo moría bailando al saber de tu muerte. Toda la noche y madrugada venía el vapor azul, profundo, esa niebla espesa que nos perseguía y aún duerme…
Las "n" dimensiones y energías nos comunican. Estás, y no estás. Siempre vives en cada neurona y sangre de tus hijas e hijos, que nos acurrucamos en el canto maternal con la fuerza del recuerdo y las acciones. Eres la reina de la cocina con tus platos de la sierra y esa cuchara extraordinaria de comidas ancestrales como el cochayuyo, los olluquitos con charqui de llama, el picante de chuños, las olpadas, laguas, quesos, mashuas, ocas, la sangrecita, el mote, las chichas, el locro y el tacu-tacu. Luego aprendiste a cocinar el arte culinario limeño de la costa…
Mi hermano Sandro es un excelente cocinero y amante de platos tradicionales también. Me tiene consentida, como a mi hermanita, sin dejarnos tocar un solo plato. Todo se dará en el momento de abrir la cocina de Pilar, su mundo, que me espera. Ella, muy cauta, muy felina, la abrirá…
Hace poco, leí acerca del poder curativo de los recuerdos, según el biólogo molecular Susumu Tonegawa. Los recuerdos tienen efectos positivos en el estado de ánimo, ya que activan el sistema de recompensas y el sistema motivacional. El hipocampo, que es la zona del cerebro responsable de las memorias, se activa durante este proceso. La amígdala, que gestiona el miedo, recuerda experiencias con emociones intensas. Por último, el núcleo accumbens lidera el sistema de recompensas.
Rosa Anca