Tejer con la palabra | Y salieron los bachacos de tu pecho

04/02/2025.- Antes de leer fragmentos del poemario de Yuri Patiño, La mudez de la piedra, saludo a quienes nos preceden en el encuentro con el poema. La cuento a ella entre quienes hoy, en tiempos de aislamiento tecnológico y genocidio, enarbolan la bandera de la ternura y la vulnerabilidad desde una certera palabra poética.

Ya en su lectura, percibo que Yuri nos entregó la huella de su cuerpo en las páginas de un poemario. Puedo ver los surcos de esa voz íntegra. Acepto la invitación a recorrer esa huella, como un bachaco más.

Atravieso la estrella roja de Fundarte y el Yo Misma Fui mi Ruta, en homenaje a Julia de Burgos, título de la colección con que Giordana García Sojo posiciona la novel obra de nuestras poetas (celebramos el gesto de acoger la escritura realizada por ellas, en medio de un mundo editorial desequilibrado). Sigo avanzando y me detengo un rato donde dice "devenir animal, vegetal, mineral" y "canto amatorio", en el texto con que Bolívar Pérez —cuya obra también ha sido publicada en la colección— presenta esta obra.

Ya en los adentros del poemario, contemplo Agua plata, dedicado al Orinoco. Con "un cantar de gallos", la canoa sobre el agua y una "boca sangre" anuncian la sucesión paulatina de estampas, imágenes del insólito, pero natural enlace entre los elementales y la verdad del alma humana, la de esta mujer nacida en la plenitud amazónica:

el hueco profundo del alma

que desemboca en tus ojos

tinajas de ansiedades.

Es un sinuoso andar de las aguas del río al cuerpo-alma, voz-raíz que se entierra firme, cantando imágenes del encuentro íntimo, pero abierto, extenso. Yo, bachaco, me ofrezco a llevar esa ensordecedora expulsión del poema Desterrados, porque puedo distinguir el canto de mis hermanas hormigas, de los sonidos con que las "fieras en celo" asimilan el retumbar de la tierra a las plumas, yaciendo en el lecho.

Entre bachacos veo un oxímoron del cuerpo ausente que "no decide irse" y el desfile incesante de la vida. Por suerte, un árbol nos "arropa sin reclamo". Este poema enlaza con Soplo negro: en la ebullición de la vida, vamos a merced y a resguardo, cíclicamente, del oficio cotidiano de natura. La lluvia que "no cae sobre mí" es signo de la acción de los dioses sobre una voz poética que roba "la piel del último tigre que lanza truenos". Sin contra, se es Savia amarga.

Luego este bachaco se une, Debajo de los ojos, a la multitud con paso mortuorio, llevando en sus hombros "pájaros azules sin cantos". El trance amazónico puede ser claridad del recuerdo. Así sucede en Donde crecen las cayenas. Los cuerpos de las "decididas a la fuga" se funden a la flor del lugar de su crecimiento, ese territorio donde Dios es comensal tardío y se anhela la llegada de quienes con "espigas de fuego" puedan alumbrar la casa.

Encuentro un atajo para ir Desde la copa del árbol hasta Como raíces; me lo muestra, arriba, el gran pájaro acechante. Abajo, el deseo de…

Que los pájaros caguen en mí

La virtud del vuelo

Que laven tanta angustia.

El paraje del destierro tiene otros matices; rostros deformados, o "que nada saben y todo niegan" en De rodillas y en Con mirada de tortuga. Escisión ante el dios impuesto y "una ciudad muerta / talada de raíz". Sin embargo, es al final del camino real del poemario cuando agradezco haber recibido la abrumadora entrega, Sin ceremonia, de un cuerpo desmembrado, con ojos flotantes y sin lágrimas y un grito bajo "la piel lacerada". Antes de despedirnos, tú dices:

La piedra y yo somos del mismo fuego

Sustancia a mitad del agua turbia

Este bachaco arrullado por La mudez de la piedra se deja caer en el barro. En una noche de manos que desertaron al tiempo, espera dormido el momento de "atarse a los huesos de nuestros muertos"

A los muertos de todos

A los caídos sin nombres.

 

Joussette Rivodó

 

Yuri Patiño (Amazonas-Venezuela). Poeta, docente y promotora cultural. Estudió Letras en la Universidad de Los Antes (ULA), Venezuela. En el año 2010, realizó el posgrado Difusión Mediática de las Artes en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA), Argentina. Fundarte editó su poemario La mudez de la piedra (2020). Participó en el 34.° Festival Internacional de Poesía de Medellín. Premio Nacional del Libro (Cenal, 2024). Actualmente, es profesora de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), dirige el Museo de Arte Moderno Juan Astorga Anta y coordina la Escuela Nacional de Poesía Juan Calzadilla, del estado Mérida, en Venezuela.


Noticias Relacionadas