Letra fría | El área 3 (Toma uno)

La UCV

18/11/22.- Después de la renovación universitaria del año 69, imbuida por el mayo 68 de París, obviamente cambiaron los diseños curriculares, tanto, que la creatividad sonó su trompeta. Los anquilosados pensum de literaturas clásicas y medievales rodaron para dar paso a una literatura libertaria. Por supuesto que Rafael Caldera no podía permitir que aquellos carajitos acabaran con su pacto de puntofijo educativo, que nunca pudo cuajar, porque le habían tomado por asalto la universidad: las residencias universitarias eran nidos de comunistas y el Jardín Botánico era el campus de entrenamiento de los estudiantes que subirían a la guerrilla. El presidente facho ordenó el allanamiento y los gorilas ejecutaron la operación Canguro que barrió con francotiradores y poetas.

Confieso que no estuve presente, porque mientras tanto en esta Ciudad Gótica eso sucedía, en la Villa Chica de Maracaibo, el gobernador de turno chantajeó a papá con unas fotos mías quemando cauchos en la Facultad de Veterinaria de La Ciega, y so pena de meterme preso, me tenía que sacar de la ciudad, y el pragmático Efraín Márquez García me mandó con unos cuantos dólares a la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, ¡bella época de mi vida! Pero no pude con el olor a naftalina literaria, que ya Gioconda Espina y sus secuaces habían erradicado de la Escuela de Letras, y en 1974 ingresé por equivalencia en la UCV, ¡otra mejor época de mi vida!

Así las cosas, llegué al paraíso literario, cuando cuento quienes fueron mis profesores, los jóvenes de ahora no me lo pueden creer, pero ya habrá tiempo de contarlos. Encontré una universidad nueva, y los rebeldes habían recuperado su bastión, salvo la Facultad de Arquitectura, que siempre fue copeyana, e Ingeniería, que la comandaba un tal Piar Sosa, nefasto decano de la época. Pero además habían surgido unos adefesios políticos que pusieron el caldo morado, el MAS y Causa R, del MAS se decía en consignas: "AD, Copei y el MAS, la misma guevoná".

En ese maremágnum, y en medio de aquellos grandes docentes que me tocaron, estaba mi querido profesor Rafael Cadenas, que para sorpresa de muchos fue militante del partido Comunista y miembro del movimiento literario Tabla Redonda.

 

¡Esta historia continuará!

 

Humberto Márquez


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