Estoy almado | Stargate
09/02/2025.- Así se llamaba aquella serie de los noventa que fantaseaba con la posibilidad de que los seres humanos tuvieran acceso a otros planetas y otras realidades inesperadas. Tal vez es eso lo que busca Trump con su proyecto tecnológico que lleva el nombre del material audiovisual. En su delirio estadounidense por intentar hegemonizar el mundo, entra en la carrera de la inteligencia artificial.
Con el proyecto Stargate, EE UU pretende controlar la más alta generación de centros de datos electrónicos y el desarrollo de inteligencia artificial. La iniciativa es considerada por Trump como sinónimo de futuro y dominio, casi que el último peldaño de la evolución tecnológica. Por esa razón, el magnate, hecho poder en la Casa Blanca, invirtió 500.000 millones de dólares, una cifra histórica, al menos en IA en lo que va de siglo.
En el fondo es un asunto de geopolítica tecnológica y empresarial: las élites empresariales de EE UU buscan competir con China en el liderazgo de la IA, independientemente del gobierno de turno. Antes de irse, Biden aprobó restricciones para que EE UU exporte chips informáticos utilizados para inteligencia artificial, en una clara medida para afectar al país asiático. De modo que Trump solo sigue el camino andado; pero a su estilo.
Con Stargate, EE UU busca el control global de datos y tecnología. La IA que desean es aquella que le garantice avances en la industria tecnológica de contenidos y en la implementación de superarmas militares a escala global. En el proyecto participan grandes empresas (OpenAI, SoftBank, Oracle, Nvidia y Microsoft), que representan el tecnofeudalismo como nuevo actor dominante en EE UU.
Sin embargo, pese a la grandilocuencia del proyecto de Stargate y su millonaria inversión, en el camino parece haber encontrado dos trabas: la primera es DeepSeek. Se trata de apenas una muestra de los grandes avances tecnológicos existentes en China, y que son desconocidos en EE UU. La IA de origen asíatico dejó claro que el desarrollo de la IA no está solo en el terreno del mundo unipolar.
El otro escollo es la energía. Stargate fue concebido para que funcione plenamente entre cuatro o cinco años, con distintas redes y almacenamiento de datos en todo EE UU. Para que eso suceda, con el actual sistema eléctrico, el país norteamericano tendrá que quedarse a oscuras de palmo a palmo, según refiere un artículo de la revista NewScientist.
La revista indica que cada centro de datos de Stargate consumiría más de 100 megavatios de forma constante las 24 horas del día. Según estimaciones de expertos, esa cantidad exorbitante cubre la demanda energética de ciudades con 75.000 habitantes. Por ahora, el punto de la energía que necesita el proyecto, no está claro. Solo se conoce el interés de Trump en obtener energía en fuentes naturales ubicadas en Groenlandia y Canadá.
Stargate también tiene un tercer obstáculo: Elon Musk, el funcionario designado por Trump para la “eficiencia” del Estado. Es decir, para recortar gastos y achicar las dependencias gubernamentales. Musk se opone fervientemente al proyecto, pues lo considera ambicioso, irrealizable y fantasioso.
De momento, habrá que esperar en el tiempo si Stargate solo será recordada por la serie de los noventa o como la próxima distopía de la decadente modernidad civilizatoria de Occidente.
Manuel Palma