Letra veguera | Bad Bunny y Ruiz-Guevara

12/02/2025.- En la era de las redes sociales, la influencia de este fenómeno del arte de la postmodernidad, de la era de Trump, y su atención colectiva son un arma de múltiple cañón, calibre y filo. Bad Bunny, el ícono del reguetón, es, ciertamente, objeto de atracción por razones desconocidas y por su impacto en el lenguaje balbuceante, la cultura y la identidad de millones de personas.

Desde que en un video de Instagram se muestra a sus padres y a un cura cuando le rociaban la blanda mollera que "protege" las entrañas del cerebro, Bad, demasiado bebé como para comprender los beneficios del agua bendita en esa zona angelical y blanda, no sabía el futuro que le aguardaba en una esquina de San Juan de Puerto Rico.

El bebé se cae, se resbala o lo dejan caer, con la predestinación de Dios, para que gracias a ese defecto neurolinguístico creciera una generación que contribuyera a la carnicería de los idiomas humanos, mientras él hace tanta plata como el pelucón de Lorenzo Mendoza.

Ese puede ser el reino del dinero, y uno pensando en la plusvalía y en Karl Marx…

Al prelado le relampaguearon los ojos más que a los padres, porque esos son los tipos de milagros que muy proféticamente pinta José Saramago en Caín, una de sus obras maestras. Los padres están en la literatura bíblica como unos bolsas esperando que llueva y florezcan las amapolas que pisan los burritos del desierto…

Mientras sus progenitores esbozan una profética sonrisa, como la de Rico McPato, o Elon Musk al hacerse cargo de la USAID, a Bad algunos lo ven como un manipulador que aleja a las nuevas generaciones del llamado pensamiento crítico, mientras que otros defienden su autenticidad y su capacidad para conectar con el público.

Más allá de la polémica, es innegable que Bunny se ha convertido en un fenómeno cultural que trasciende la música. Su estilo y su discurso han calado hondo en la juventud, y su influencia se extiende a otros ámbitos como la moda y el arte, y también la jodedera del venezolano en los mostradores de los opulentos bodegones instalados en las barriadas del país...

En Barinas, por ejemplo, la cultura también fue protagonista con la celebración de la 20.° edición de la Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven). Se oía a lo lejos unos lamentos dentro de las guaguas, o sea, las busetas donde se trasladaban la crema y nata del Gabinete Cultural, con sus cajas de libros.

Este evento reunió a escritores, editores y lectores de todo el país para promover la lectura y el intercambio de ideas.

No fue Jacqueline Faría, y es una lástima, porque al teatro que lleva el nombre del Baquiano de Puerto Nutrias, José Esteban Ruiz-Guevara, como lo llamaba el comandante Chávez, se le están cayendo los aleros del techo, las paredes se escarapelan, las escaleras se descuadran, los baños para todos los sexos no existen, no hay agua, las sillas se oxidan y al auditorio se lo comen las termitas.

En otro lado del mundo, la comunidad china conmemora el año de la serpiente, y escritores y artistas en Caracas van y se unen y se ubican en el zodíaco a ver qué les depara la suerte de un país cuya mítica muralla subió Chávez trotando a mandíbula batiente, dejando atrás a los escoltas y estupefactos a los mirones chinos.

Durante las celebraciones del año nuevo chino, cuyo animal representativo este año es la serpiente, en el teatro Ruiz-Guevara, un paisano de Nutrias dijo que en el Puerto deberían celebrar el año de la cascanare, que es mitad mapanare y mitad cascabel. Es una digna culebra para ponerla bella y exhibirla como el chigüire del cruce de la Av. Adonay Parra Jiménez, eximio adeco que engalana con su nombre una avenida que da con otra donde hay un chigüire que en diciembre visten de San Nicolás.

Y así, entre tanta hibridez cultural, comenzará la fiesta electoral con arpa, cuatro, maracas y la voz de los llaneros adoradores de Alberto Arvelo Torrealba.

¿En la actualidad se hace necesaria la alianza cívico-militar-policial-religiosa e intelectual para restaurar iglesias, pero no teatros, o crearlos, como es el caso del Ruiz-Guevara en Barinas, decretado por Adán Chávez en uno de sus gobiernos, para luego dejarlo a la deriva como una vieja estatua cagada por las palomas?

¿Cuál es la nueva biblioteca o el nuevo museo? La nueva Galería Nacional quedó con las patas arriba y a los lados. En una mitad hay una plaza y en la otra mitad un sótano, ahora estacionamiento subterráneo.

Se abrió una cuarta parte de la GAN, solamente. ¿En Barinas, el Museo de los Llanos es nuevo? ¿En cuántas otras partes?

¿Los adecos usaron las edificaciones del perezjimenismo, inicialmente, y ahora nosotros usamos las edificaciones adecas o coloniales, como el Palacio del Marqués del Pumar para encasquetar la llamada Casa del ALBA?

¿Se puede decir que existen sedes y edificios públicos culturales del chavismo, creados como georreferentes de la revolución ideada por Chávez, con fecha de expiración?

 

Federico Ruiz Tirado


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