Vitrina de nimiedades | ¿Para qué sirve el amor no correspondido?
En tiempos normales, todos sabemos, conscientemente o no, que no hay amor que no pueda ser superado y, por lo tanto, aceptamos con más o menos tranquilidad que el nuestro sea mediocre. Pero el recuerdo es más exigente.
Albert Camus
La Peste
15/02/2025.- No existe nada más unificador en sentimiento que un amor no correspondido, ese afecto proporcional en pasión, compromiso y compañía que la sociedad nos enseña a esperar, pero que jamás llega. Cuando hablamos de esa llegada, ni siquiera nos referimos al simple contacto físico: podemos estar con alguien que jamás nos brinde esa entrega que deseamos. Con un saco de harina nos iría mejor. Esas desventuras se han sumado a una legión de seres tan diversa como reveladora: sí, a casi todos nos han malquerido, solo que un grupo ha convertido esa desgracia en una oportunidad para crear, hacerse un nombre y, en unos cuantos casos, ganar dinero.
La evidencia más obvia está en el mundo del arte y del entretenimiento. Sobran las pruebas hechas literatura, cine, música, baile y arte visual, inspiradas en el más profundo y real desprecio que pueda vivir un enamorado o en el más fantasioso de los amores anhelados. No importa si es Shakira monetizando con su divorcio, Pedro Salinas volcando su amor idealizado en poesía, Cabrujas con sus telenovelas disruptivas o si se trata del clásico cartel "Si su hija sufre y llora, es por un chofer, señora", que sobrevive en algún viejo autobús con otros rótulos con frases como "La patrona" o "El incomparable". Las creaciones nacidas o inspiradas en el desamor se convierten en el boquete para drenar el dolor de miles de "fracasados" en el terreno pasional, mientras la industria cultural le da valor de cambio a esa pena.
Este estado de despecho colectivo no solo envuelve a los amantes frustrados y a los cazadores de ganancias. La comunidad científica ve en el amor un objeto de estudio dinámico. La psicología, la sociología, la biología, entre otras disciplinas, profundizan en ese sentimiento que parece devorarnos mientras insistimos en lo imposible. Detrás de esa pugna emocional, también se desarrolla un entramado económico, sociopolítico y cultural. Toda una estructura social está permeada por los prejuicios sobre el rol clásico que la mujer y el hombre juegan en el acto del enamoramiento. ¿La visión del amor no binario? Sobre esa mirada también se construyen narrativas, conocimientos y ganancias.
Todo ese panorama se replica en redes sociales. Consejos, historias, chistes, testimonios y transmisiones en vivo también se emplean para abordar el desamor, ya sea para monetizar, viralizar o promocionar servicios para el despechado. Acá, a diferencia de otras expresiones, los fracasos se vuelven cápsulas digitales, algunas de creatividad dudosa, pero pensadas para viajar sin cesar en redes sociales. Sí, acá el desamor vale dinero y fama.
Un amor no correspondido es mucho más que un fracaso. Es un ritual de conexión con la complejidad del mundo. Nos puede poner del lado de los creadores o del lado de quienes se amparan en los múltiples recursos que el mundo pone a disposición para los enamorados despreciados. Cada quien decide dónde pararse para sobrevivir al momento. Un amor no correspondido, al final, solo sirve para recordar que estamos bien vivos.
Rosa E. Pellegrino