Ad libitum | Ricardo Tirado
15/02/2025.- Pocos días antes de saber de su fallecimiento, habíamos hablado por teléfono. Quedamos en que nos veríamos para hablar de las "hermanitas" Márquez, un dueto, a estas alturas olvidado, de dos hermanas que llenaron páginas importantes de la farándula nacional entre finales de la década del cincuenta y comienzos del sesenta. Le dije que tenía la información precisa de su retiro del medio artístico, que por cierto ocurrió luego del casamiento de una de ellas.
Conocí a Ricardo en 2002 en una estación de radio, donde Álvaro Sánchez, hermano de Alfredo Sadel, hacía un programa de boleros. Nos hicimos amigos casi de inmediato, a pesar de que era un hombre de más de sesenta años y yo ni llegaba a los veinticinco. Para el momento, nada sabía de él. Ricardo no era del tipo de persona que iba por la vida pregonando sus méritos ni hablando de su carrera. Fue un hombre modesto, amable, tenía un donaire que no se encuentra en la gente de hoy en día, una calidad humana que pareciera estar en extinción en esta época donde abunda la vulgaridad.
Ricardo Tirado, a lo largo de su existencia, cumplió un arduo itinerario profesional dedicado a la cultura y las artes. A su muerte, Rafael Arráiz Lucca declaró en El Universal que "no solo contribuyó a la historiografía de estos medios —radio, cine y TV—, sino que tuvo una actuación importante en la Cinemateca Nacional, en la Televisora Nacional-Canal 5 y en Venezolana de Televisión, donde introdujo la telenovela brasileña".
Bajo su dirección, el Canal 5 vivió su más alta sintonía con la transmisión de las telenovelas La sucesora y La esclava Isaura. Fue el productor exitoso de clásicos como Doña Perfecta y El hombre de hierro. Escribió los dos libros más importantes sobre el cine en Venezuela: Memoria y notas del cine venezolano 1896-1959 y Memoria y notas del cine venezolano 1969-1977. Muchas de sus vivencias y de su interacción con los grandes nombres de nuestro negocio del espectáculo están contenidas en sus libros Amores públicos, volúmenes uno y dos, bautizado el último un mes antes de su muerte, en noviembre de 2008.
No quiero olvidar mencionar que Ricardo junto a Oswaldo Yepes fueron los descubridores de Mirla Castellanos. De esos años, he leído sus interesantes artículos de crítica musical para la revista Bohemia, donde describe a personajes como Cherry Navarro con un sentido de trascendencia, alejando de la frivolidad del periodismo de farándula que aun hoy en día resultaría complejo.
Luis Ugueto Liendo