Estoy almado | El favor que nos hizo Trump
16/2/2025.- Tras el escándalo de corrupción y desvío de fondos de la Usaid, las innumerables oenegés venezolanas se mantienen en silencio. Viven un despecho sepulcral y todavía andan absortas con lo que les ocurrió. No es para menos: que su sistema ideológico predilecto anulara el organismo que los financiaba es una catástrofe de consecuencias incalculables para ellos.
Es paradójico: la ley aprobada en Venezuela que regula y solicita rendición de cuentas a las oenegés, buscaba, entre otras cosas, develar la evidente corruptela y negocios oscuros de estas organizaciones, que se escudaron en los últimos 23 años con la narrativa empalagosa de luchar por la “libertad y la democracia” en el país.
Pero no hizo falta: Trump se adelantó e hizo el trabajo de sacar a la luz pública lo que ya era un secreto a voces, por lo menos en estas tierras. Era una tarea pendiente: en Venezuela faltaba poco para expulsar a varias oenegés, tomando el ejemplo de otros países con Gobiernos soberanos: Rusia expulsó a la Usaid en el 2012; Ecuador, con Correa al frente, lo hizo en el 2013; en ese mismo año igual ocurrió en Bolivia con Evo Morales como presidente.
Para ser sincero, en Venezuela las oenegés habían pasado liso, aunque en los círculos políticos y económicos sabían que ellas eran las responsables de promover varios de los planes sediciosos que han desestabilizado el país; uno de ellos es la farsa del gobierno interino o la iniciativa de Súmate, de María Machado, creada para erosionar la credibilidad del Poder Electoral y posicionarse como un CNE paralelo.
¿Y cómo fue que las oenegés tuvieron tanta influencia en el país?
Hubo una época en la que Usaid financiaba a los partidos políticos opositores. Les soltaba millones de dólares al año. Pero cuando estos se desprestigiaron por su vileza, corrupción y desconexión con las masas, el nuevo negocio de la oposición —nucleada en Julio Borges, Leopoldo López, María Machado y Ramos Allup— fue montar oenegés con temas que la Usaid podría financiar. Ellos no aparecían directamente como beneficiarios; colocaban a sus familiares y personas de su confianza. De ese modo, el organismo estadounidense creyó que financiaba verdaderas causas nobles y humanitarias. Y en realidad eran los mismos estafadores mimetizados en sus nuevos emisarios, los cuales en su mayoría eran personajes que debían parecer “gente decente” y proyectar una pose pseudointeligente.
Así surgieron oenegés dedicadas a las siguientes áreas:
Alimentación: funcionaban en los barrios, eran dirigidas por sifrinos que andaban en motos de alta cilindrada y su misión era combatir la desnutrición “causada” por el Gobierno.
Libertad de expresión: fue el leitmotiv para financiar y crear decenas de “medios independientes” que propagaron miles de contenidos para que sectores de la población se sintieran sin esperanza y futuro económico, con mensajes apocalípticos, dirigidos a dos públicos: jóvenes con bajo grado de instrucción y grupos con formación técnico-profesional. A esos medios se les debe que muchos connacionales convencidísimos de un "futuro mejor" migraran hacia otros países, donde los esperaban otras oenegés aliadas para lucrarse con ellos.
Derechos humanos: muchas de las oenegés en Venezuela se encargaron de posicionar en las redes el mensaje efectivo de “perseguidos políticos”, con el cual luego negociaban los casos para lograr el anhelado asilo en EEUU.
Hago esta brevísima radiografía no para criminalizar el ecosistemas de oenegés en el país. No todas actúan como las que estuvieron dirigidas por un sector de la oposición para lucrarse de ellas. Es cierto que existen organizaciones no gubernamentales que no solo pueden demostrar un trabajo social y humanitario en el país, sino que a la calladita, sin mucho escándalo mediático, asisten a comunidades vulnerables.
Sin embargo, la figura de las oenegés en Venezuela, lamentablemente, fue secuestrada por Borges, Machado, Guaidó y López para chulear a los contribuyentes de EEUU, a través del dinero de la Usaid, y vivir sin trabajar, como hoy lo siguen haciendo apropiándose ilegalmente de las utilidades de la refinería Citgo, los altos intereses derivados del oro robado en Londres y el jugoso botín que se llevaron en su momento de Monómeros en Colombia.
Así las cosas, el lucrativo negocio para enriquecerse luchando por “la democracia y libertad” en Venezuela, llegó a su final, al menos vía Ussid. Sin querer queriendo, Trump le hizo un favor a la estabilidad y democracia venezolana.
Manuel Palma
soyalmado@gmail.com