Psicosoma | La matria grande

18/02/2025.- La patria —o, mejor, la matria grande— se sostiene en "el poder creador del pueblo". Parece una oración vacía, como muchas que cantamos durante las marchas quienes todavía creemos en la democracia, en el juego donde respetamos las normas que la rigen. Sin embargo, nos afecta el descaro de la pervertida inmunidad, la inmunda triquiñuela que nos golpea. Nos duele el hambre del pueblo, de los paisanos de las provincias, de los migrantes…

Nada es casual en esta explotación capitalista salvaje, desde el endorracismo, el desprecio al mestizaje, hasta las burlas al pueblo trabajador, que sostiene la economía como los esclavos en las minas durante la conquista española. Hoy los empresarios criollos dinamitan los apus y contaminan los ríos y bosques. Las mejores papas, el maíz, las frutas, las carnes y los pescados son exportados, mientras el Congreso de Lima, con cuarenta curules de ciento treinta, centraliza el poder. La presidenta Boluarte se disfraza de paisana del sur y manda a comer a las personas con ocho soles y que encima les debe alcanzar para el dulce. Las campesinas organizan mincas y venden de día y noche sus productos caseros, dulces, comidas comunes y platos tradicionales en los ómnibus que salen de terminales o en cada esquina del barrio.

Me conmovió una paisana de Ayacucho que vendía tunas en el mercadito del Carmen y conocía a mi papá Darío. En cada visita al mercado era un ritual familiar comprar tres tunas moradas, "para limpiar las tripas", me decía. Hoy me detengo y le compro doce tunas moradas y amarillas, jugosas y recién llegadas del pueblo de Apurímac. En esta época se consumen frutas de temporada, chicha y lúcuma en ricos jugos, y casi todos los días hay pejerrey con chocolate y palta o aguacate, con las ricas aceitunas y rocotos rellenos. Se han integrado a las comidas mis paisanos de Venezuela con las arepas y las carnes, en sus más increíbles variantes. Me encantan las mezclas y la diversidad de platos reinventados. Los venezolanos han montado barberías, quioscos y disfrutan de incorporarse al tejido social. En las escuelas, son participativos y apoyan a las docentes. Mi hermana goza un puyero con las niñas pizpiretas y sus modos de hablar…

Definitivamente, las clases sociales bien demarcadas apuntan a la creencia del cholito serrano como un sonso o estúpido, y al limeño o limeña de pura cepa como un vivo. La viveza está ligada a la corrupción, al dolo, sin ningún ápice de vergüenza o sentimientos. Claro, admiran a sus colonizadores, entiéndase, españoles o gringos, pues son la misma miasma, como Trump y sus lambucios presidentes de Ecuador y Argentina… ¿Cómo es posible que se alegren mis paisanos al llegar dos aviones de migrantes en condiciones deleznables? Un taxista comentaba que debían irse a trabajar a su tierra y sudarse el lomo allá. Le recordaba los derechos humanos, y me respondió que para el pobre no existen: "¿Usted de dónde viene? Estamos en el Perú, y el que no trabaja, no come y regresa la esclavitud".

La hidalguía y coraje de la presidenta Claudia Sheinbaum fueron un punto de reflexión con mi familia y las organizaciones de base. ¡Cuánta videncia tuvo el comandante Hugo Chávez Frías con respecto a la integración de los pueblos y la unidad de la moneda, en zafarse de las garras del imperio y establecer más relaciones políticas y comerciales en igualdad de condiciones! La multipolaridad es el signo y la resistencia organizada en cualquier punto de la Pachamama les sacude su ego narcisista.

El pervertido Musk habla de resistencia y provoca náuseas. Los dados están lanzados: es "bueno" que el ególatra Trump, el nuevo emperador terrícola, nos "gobierne", porque se acelera el desplome y el megacaos con sus acólitos. Veremos la nueva civilización más pronto que tarde. Somos sensipensantes milenarios e Indoamérica es la cuna, como ya lo predijeron José Carlos Mariátegui, el Inca Garcilaso de la Vega, Tupac Amaru, Micaela Bastidas, Simón Bolívar, Manuela Sáenz, José Olaya, José María Arguedas y todos los movimientos culturales que nos mantenemos con el ojo avizor.

¿Acaso en vano venimos a vivir, a brotar sobre la tierra? Dejemos al menos flores. Dejemos al menos cantos.

Netzahualcóyotl

 

Rosa Anca


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