Vitrina de nimiedades | El libro

Noble testigo de la capacidad creadora

19/11/22.- Un libro es combustible para la vida y para la historia. Decirlo, por supuesto, es una perogrullada. Pero detenerse a desmenuzar esa idea, un tanto manida, cubierta por el manto del sentido común, es un ejercicio interesante. En particular, es necesario tanto para aquel que decide emprender la aventura de escribir, como para quien encuentra en un texto datos para darle sentido a sus dudas o curiosidades.

Esa relación especial comienza desde que iniciamos nuestro andar por el mundo. De alguna forma, en algún punto, conseguiremos un libro. Algunos tienen la dicha de verlos por decenas en casa, jugar con ellos, hojearlos; otros, lo harán en el colegio, en la plaza o en el autobús. El contacto luce inevitable, especialmente cuando hoy ya podemos leer obras en formato digital. 

Cada quien construye una relación particular con ese especial artilugio de la Humanidad, hecho con el principal insumo para entendernos o, al menos, intentarlo: la palabra. Casi nada pasa sin que podamos nombrarlo y registrarlo. Así vamos abonando el camino a la memoria, el sentido de pertenencia, la identidad, el consenso y el disenso, la paz, la inquietud, el debate, las preocupaciones, las soluciones y todo aquello que evoque la vida.

Por eso, aunque hoy las redes sociales amenazan con aplanarse, sabemos que el libro es el soporte más complejo y completo para dejar registro de quiénes somos y cómo pensamos. No importa si es un impreso o si es un Ebook: es uno de los testigos excepcionales de las luchas políticas, sociales, culturales, económicas y tecnológicas de este mundo.

Cada vez que nace un libro, surge una nueva posibilidad de encontrarnos, escucharnos y vernos como seres creadores. Eso le da vida a iniciativas como las emprendidas por la Fundación para la Comunicación Popular de Caracas, que presentó seis nuevos títulos de su biblioteca digital en la 18° Feria Internacional del Libro de Venezuela (Filven), el evento editorial más importante de nuestro país.

Uno de esos libros recopila 37 artículos de esta columna semanal, con prólogo de Manuel Palma y la coordinación de Mercedes Chacín. Este 17 de noviembre, entre colegas, amigos y compañeros, presentamos Vitrina de Nimiedades en la feria, una oportunidad valiosa de hablar del acto de escribir, leer y releer. En una rica conversa entre panas y gente muy querida, hablamos del proceso creativo que está detrás del acto de opinar, los desafíos de estimular la lectura entre las nuevas generaciones y los límites éticos, profesionales y discursivos en la expresión de nuestras ideas.

Esta fue, sin duda, una oportunidad generosa, que también dio luz a otros cinco libros que presentó la fundación en la Filven 2022: Caracas: de la resistencia a la insurgencia, con textos de Mario Sanoja, Iraida Vargas, José Gregorio Linares, Antonio González Antías, Abilio Rangel, Ailid García y Ninoska Arcila; Bolivarianismo: corriente histórica, de Anabel Díaz Aché; Buenas, malas, feas y sabrosas palabras de Caracas, de Francisco Aguana; Caraqueñidades, de Luis Martín, y Arte de leer: 41 propuestas literarias, de Ricardo Romero Romero.

Cada una de esas obras da fe del amor y el respeto que desde la Fundación para la Comunicación Popular de Caracas se prodiga a la palabra, un recurso tan potente que nos define y distingue. No podía ocurrir menos en esta ciudad, llena de matices lingüísticos y amante del libro, el noble testigo de nuestra capacidad creadora.

Rosa E. Pellegrino

 


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