Letra veguera | Trump subterráneo

05/03/2025.- Entre tragos y carcajadas de alegría, la legión de María celebra la decisión del energúmeno de Trump sobre la Chevron y muy probablemente otras medidas subterráneas para mantener en pie su posición de presionar políticamente, para revocar las concesiones petroleras dejadas por Biden.

Esta ha sido parte de la táctica malnacida de las malinches criollas y los judas de patio para debilitar el gobierno bolivariano.

Por supuesto, el acróbata socarrón aprovecha la ocasión e intenta, al mismo tiempo, congraciarse con los profetas del desastre y dejar por fuera a los agentes económicos de la recién enterrada administración demócrata, en función de cumplir sus compromisos crematísticos con los financistas republicanos.

El mundo de los combustibles es una madeja de intereses retorcidos y cambiantes de acuerdo al humor de cada necesidad o personaje secundario. La farmacodependencia de esta banda es como aquellos aparatos de antes, llamados El Viaje a la Luna, que dan vértigo y euforia, vómitos y chorros de diarrea.

En ese sentido, el agarrón de manos de Macron a Trump o su ímpetu decoroso al interrumpirlo fueron apenas el abreboca de la trifulca de hoy en el Salón Oval.

Zelenski bramaba, el yanqui manoteaba y la embajadora ucraniana se tapaba la cara entre sollozos. iQué escena! Parecía propia de un capítulo selecto de La pandillita o de Los tres chiflados.

A estas alturas, pensar idílicamente en la visita del estadounidense a nuestras carreteras andinas en busca de ajo o gorro o algún ejemplar de mucuchicero es superflua ilusión.

Trump no vendrá a Venezuela, porque las llamadas negociaciones, en los ámbitos del poder político mundial, tienen códigos que ni Melquíades podría descifrar.

Trump no vendrá, ni mucho menos verá a los simpáticos muchachitos del páramo, ni hará la degustación turistica de los prístinos dulces abrillantados.

Dentro de todo, es más fácil esperar el contacto frío de una puñalada a traición que escuchar el discurso bobalicón de Pedro Sánchez explicándole al auditorio por qué ellos no son unos jodedores.

Debajo del fondo se ven las costuras.

 

Federico Ruiz Tirado


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