Templanza económica | ¿Acaso cien años de rentismo no bastan?

06/03/2025.- El título de hoy parafrasea al joven e impaciente patriota Simón Bolívar en su discurso de la noche del 3 de julio de 1811 ante la Sociedad Patriótica, en el que mostró su inconformidad ante el ritmo de las deliberaciones del congreso e instó a apresurar la declaración de independencia, firmada efectivamente el 5 de julio de 1811. Regresaba de la misión diplomática emprendida desde el 5 de junio de 1810 junto a Luis López Méndez y Andrés Bello por tierras londinenses, donde entraron en contacto con Francisco de Miranda. Exhibió sus dotes de líder, presto a asumir las tareas del momento histórico, ante la oportunidad de romper los lazos coloniales. Siendo ya uno de los próceres más relevantes, culminó su discurso llamando a la acción, diciendo: "Pongamos sin temor la piedra fundamental de la libertad suramericana. Vacilar es perdernos".

Simón Bolívar, hombre de acción y doctrina inspirada en las ideas de la Ilustración y el republicanismo, destacó la lucha por la libertad como el valor más elevado de la humanidad. En tal sentido, sentenció: "Es el único objeto digno del sacrificio de la vida de los hombres". Su pensamiento no solo expresa ideas políticas concretas, también aporta ideas sobre la organización del Estado, la justicia social y el futuro de las naciones americanas.

Consecuentemente, en el Discurso de Angostura, propone un sistema que proporcione la "mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política". El estadista delinea la base de un modelo sociopolítico y traza una visión económica subyacente que está aún pendiente de concretar. Un Estado que garantice el bienestar general, con justicia social y prosperidad económica, requiere un sistema de distribución más equitativo de la riqueza. Resalta la idea de que las naciones americanas deben explotar sus recursos naturales de manera racional y sostenible, evitando la dependencia económica de potencias extranjeras. Esto implica fomentar la agricultura, la industria y el comercio interno.

En la actualidad, el bien más preciado de Venezuela es la independencia política, legado de nuestros libertadores, con Bolívar a la cabeza, mas la independencia económica sigue siendo materia pendiente. Incluso, durante los últimos cien años, nuestro modelo productivo se ha caracterizado por ser dependiente del imperio que sustituyó el dominio español, específicamente definido como capitalismo rentístico. En ese sentido, en el libro Servir al pueblo: el desafío socialista, un venezolano de pensamiento y acción, el Comandante Fausto, Alí Rodríguez Araque, en la mejor tradición del socialismo bolivariano, exponía las bases para la anhelada independencia económica. Señalaba los desafíos históricos y estructurales de la ruta hacia el abatimiento del capitalismo rentístico. Anticipó la irreversibilidad de la transición al socialismo, pasando de la cultura del capital a la cultura del trabajo.

El incansable militante Alí Rodríguez Araque criticaba las paradojas del rentismo, causadas por la adopción de la exportación de crudos como única fuente de ingresos fiscales, debido a su productividad varias veces mayor a la de otros sectores de la economía nacional. Esto, a su vez, genera una capacidad de compra que supera ampliamente la capacidad de producción interna y varias veces la capacidad gerencial del país. Asimismo, el crecimiento de nuestra producción agroindustrial ha estado muy por debajo del aumento del producto interno bruto (PIB) en los últimos cien años como monoexportadores.

El rentismo nos ha sumergido en un círculo vicioso. En palabras del Comandante Fausto: "Importamos porque no producimos y no producimos porque importamos". Para salir de dicho círculo vicioso, debemos desarrollar la agricultura, la industria y la tecnología, sin prescindir del ingreso petrolero. Crear una economía más equilibrada y menos vulnerable, basada en el conocimiento y la innovación en las áreas donde tenemos fortalezas, para la formación de un vigoroso mercado nacional y la exportación de los excedentes del sector no petrolero. La herramienta fundamental es el apalancamiento de la oferta interna de bienes y servicios con la combinación del uso de los recursos utilizados para importar lo que debemos producir internamente y la captación de inversión internacional. Necesitamos superar la materia pendiente construyendo una cultura productiva arraigada en los valores del trabajo liberador, solidario y justo.

 

Marcial Arenas


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