Latinoamérica conmemora 98 años del natalicio de Gabo
El escritor colombiano alcanzó fama mundial con su novela clásica Cien años de soledad
05/03/25.- Este jueves, 6 de marzo, se cumplirán 98 años del natalicio del escritor colombiano, Gabriel García Márquez, responsable de numerosas obras literarias, que actualmente son consideradas como clásicos universales.
El trabajo de Gabo, como lo apodaban sus allegados, no solo se limitó a la novela y los cuentos, sino que legó una serie de reportajes, crónicas y entrevistas que son objeto de estudio en universidades.
Sus trabajos salieron publicados en los principales medios impresos de Colombia, siendo El Espectador, el espacio donde, por años, produjo una serie de historias y relatos que, posteriormente, se recogerían en libros.
La población en el Caribe recuerda cuentos célebres de Gabo, tales como Los funerales de la mama grande y La cándida Eréndira y su abuela desalmada, así como novelas como El coronel no tiene quien le escriba, La hojarasca, La mala hora y la que le que daría fama a escala mundial: Cien años de soledad.
El éxito de este libro, publicado en 1967, le convirtió en un escritor famoso, hecho por el que años después, manifestó su rechazo y desagrado, debido a que constantemente era abordado por periodistas que hacían preguntas repetitivas, al igual que sus respuestas, salvo alguna variedad u aspecto que no contara previamente.
El año pasado, la historia de Macondo finalmente llegó a convertirse en serie, gracias a la iniciativa de sus hijos Rodrigo y Gonzalo García Barcha -quienes son los productores ejecutivos- y a la plataforma streaming de entretenimiento Netflix.
Venezuela adoptó a Gabo antes de la fama
En un trabajo especial aparecido en este diario digital, sobre la vida de este escritor colombiano, uno de los primeros países que felicitó y premió su éxito internacional, mucho antes del Nobel, fue Venezuela, donde le entregaron el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos, en 1972, por Cien años de soledad, cuya recompensa cuantiosa derivada en bolívares, la donó al político y amigo cercano, Teodoro Petkoff, para la creación del partido Movimiento al Socialismo (MAS), además de la creación de un periódico de la misma tolda, llamado Punto, que estuvo coordinado por Pompeyo Márquez.
Asimismo, se creó una imprenta propia, de donde se publicó el libro de Gabo, Cuando era feliz e indocumentado, una selección hecha por el autor y el pintor Jacobo Borges, quien simpatizaba con la causa, de reportajes y crónicas escritas en Caracas, durante 1957 y 1959 para las revistas Venezuela Gráfica y Momento.
En su paso por Caracas forjó lazos de amistad con intelectuales y escritores importantes de la narrativa venezolana, tales como Miguel Otero Silva, Adriano González León, Arturo Uslar Pietri y Salvador Garmendia, entre otros, con los que degustó algún plato tradicional venezolano en algún restaurante del centro, o sentado en el Gran Café de Sabana Grande.
La relación de Gabo con Venezuela era tan estrecha que para su siguiente novela idealizó la figura del dictador latinoamericano, en la imagen del expresidente Juan Vicente Gómez, un hombre que sembró el terror en la población venezolana a comienzos del siglo XX, con una dictadura que duró hasta su muerte, a los 77 años, por complicaciones de salud.
En una entrevista que le realizó su gran amigo, colega y compadre Plinio Apuleyo Mendoza, que se publicó como libro bajo el título El olor de la guayaba (1981), Gabo le confiesa que utilizó referencias de dictadores caribeños que finalmente no lograron convencerlo.
"Mi intención fue siempre la de hacer una síntesis de todos los dictadores latinoamericanos, pero en especial del Caribe. Sin embargo la personalidad de Juan Vicente Gómez era tan imponente, y además ejercía sobre mí una fascinación tan intensa que sin duda El Patriarca tiene mucho más de él que cualquier otro (...) no quiere decir, por supuesto que Gómez sea el personaje del libro, sino más bien una idealización de su imagen", destacó.
Finalmente, en 1975 se publicó su tercera novela El otoño del patriarca, y contó con una caricatura del general Juan Vicente Gómez con sus nietos, creada por el artista plástico y humorista venezolano Pedro León Zapata.
Zapata relató en una entrevista que Gabo, al visitarlo en su taller y observar el cuadro de Juan Vicente Gómez, le manifestó que era un genio y que la pintura sobre el Benemérito estaba destinada a publicarse en su siguiente novela.
Posteriormente, Gabo le pediría a Zapata otro cuadro de Gómez versionado y, esta vez, le prometió al caricaturista que lo pondría en un lugar privilegiado de su casa, a la vista de todos, promesa que cumplió años después.
Posteriormente, vendrían obras literarias como Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, Del amor y otros demonios, Noticias de un secuestro, Memorias de mis putas tristes y una variedad de cuentos, cargados de la esencia del realismo mágico, que siempre le caracterizó.
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