09/03/2025.-

—¿Tú has visto, mija? Ahora las mujeres marchan en su día —comenta la anciana mientras veía un video en el celular.

—¡Claro, mamá!, ahora somos respetadas —replica la hija. 

En eso llega el hombre de la casa y le entrega a ella un regalo sorpresa.

Conmovida, ella hace añicos el papel de regalo; es una caja pequeña. Cuando la descubre totalmente, es una plancha de ropa.

—¿Te gustó? ¡Una plancha, mi amor! ¡feliz día! Se acabó el problema de la ropa arrugada —dijo él genuinamente emocionado.

Ella y la anciana son las que planchaban en esa casa. Eso era antes de que se quemara la vieja plancha.

El regalo llevaba una dedicatoria que había caído al piso. 

Decía: “Feliz día de la mujer valiente, guerrera… y paciente”. Nadia la leyó. Con una pala de limpiar, ella la recogió mezclada con los pedacitos del papel regalo, esparcidos en el piso. Todo eso terminó en el bote de basura.

—No basta marchar, mija— comenta la anciana. 

Desde ese día, ella más nunca planchó. 

De hecho, la nueva plancha nunca fue sacada de su caja. 

Manuel Palma