10/03/2025.- Seguramente hay sucesos, condiciones que pueden explicar cómo se ha ido armando el imaginario enfermizo de esta señora. Nadie nace así de ruin ni tan engreída como para pensar que es su deber informarle a los gringos que tienen más de un siglo tratando de asegurarse nuestros recursos, que Venezuela tiene recursos que serían valiosos para ellos. ¿En serio, señora Machado?

Quizás es mucha ingenuidad de mi parte, pero fantaseo con la probabilidad de que en los primeros momentos de su participación en política la señora Machado haya tenido alguna noción de límites éticos, algunas líneas rojas que ella creía no era conveniente cruzar.

Prefiero pensarlo así y conjeturar que cada imposibilidad de crecimiento, cada fracaso, fue perforando en ella un poso más para almacenar ruindad.

A diferencia de nuestro Presidente de la Asamblea Nacional, no soy psiquiatra y no puedo dar como precisos los diagnósticos que me atrevo a imaginar; pero la vida, la sabiduría de la gente y lo que he encontrado en el cine y en la literatura, me indican que nadie puede nacer con tanta maldad y con tanta ruindad como la que se le escapa en cada actuación a esta señora.

He leído en estos días que el fascismo enraíza muy bien en personas que requieren menospreciar y humillar a otras para poder afirmarse. Es decir, en personas que se sienten superiores a otras y que requieren reafirmar esta sensación de superioridad mediante una práctica cotidiana de menosprecio y discriminación hacia otras. A esta señora le encaja esta noción y le encaja bien.

Acabamos de ser testigos de una muestra de tal menosprecio. La misma señora que realizó una campaña llena de manipulaciones y mentiras, tantas mentiras que el candidato era un falso candidato y tantas manipulaciones que ofrecía el regreso de los venezolanos humildes, forzados a emigrar como consecuencia de la guerra económica a la que ha sido sometida Venezuela, a quienes, una vez regresados al país califica como delincuentes repatriados por el Gobierno. Su regreso le resbalaba antes y después de las elecciones.

Ha tenido el apoyo de millones de dólares recibidos de Estados Unidos a través de la Usaid y, cruzando cada vez más líneas rojas, no ha dudado en contratar mercenarios, tanto militares como informativos, para tratar de causar el máximo daño posible, cuidando de culpar de esa violencia al chavismo. Como sabemos, la señora paga muy bien a influencers para violentar el país y para presentarla como una líder. Es capaz, lo hemos visto, de inventar balaceras, secuestros, persecuciones y allanamientos. Aparenta sufrir persecución, cuando realmente sufre es por no ser perseguida.

Freddy Fernández

@filoyborde