Letra veguera | Trump y su doliente sacrificial

12/03/2025.- Segundos después que estallara la escaramuza aquella según la cual una bala salida de la multitud que asistió al espectáculo electoral del hoy emperador Donald Trump, la alarma más doméstica no se centró en la vida del para entonces juzgado expresidente, sino en su oreja colorada.

A ciencia cierta, y como es natural en los mass media gringos, los ojos estaban puestos en la oreja y no en la vida del tipo.

Las mensajerías de texto gringas y los guasaps se preguntaban si la bala le había volado el lóbulo o había logrado penetrar el pabellón y hasta ahí. Los canales televisivos no mostraban a un Trump caído en cámara lenta, o a un Trump bañado en sangre, o pescuezeando entre sus escoltas, como señal de que el proyectil hubiera rozado uno de los canales semicirculares o uno de los huesecillos de su cadena interna.

Con las burgers y los hot dogs cada vez más fríos sobre las mesas, la fantástica y frenética población estadounidense, esa que describe con la perfección de un cirujano John Kennedy Toole en La conjura de los necios en la irónica lengua del personaje central, Ignatius J. Reilly, la masa gringa se exaltaba sin saber por qué.

Así es el american way of life.

Mientras la oreja de Trump era atendida y el FBI rastreaba al francotirador, en España la movida tenía como estrella a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Era un acto propio de una vieja canción del Serrat antes de ser galardonado por los reyezuelos en Asturias, cuyo tema habría versado sobre el sexapil del fascismo de esta época, la de Pedro Sánchez y su esposa, y de toda la élite —gobernante o no— de la España con los monarcas llorando en plena tragedia hidroclimatológica en Valencia.

"Pasaré el verano en el Valle de los Caídos. Estoy muy afectada por el atentado contra Trump. Yo podría ser la siguiente", dijo Ayuso, vestida con una blusa de verano marca Shein, un cuello desnudo y un vestido con accesorios de varón, símbolo de su novio enjuiciado por corrupción, con el pequeño boutonnière que va en la solapa de los señoritos del PP.

Díaz Ayuso dijo a la prensa que pasaría el verano en la hospedería del Valle de los Caídos, porque quería estar al lado de Dios.

Sentenció:

No sé si un francotirador de Podemos ya ha comprado un rifle para disparar contra mí cuando salga al balcón de la Puerta del Sol. No me importa morir por España, pero creo que seré más útil viva. La Divina Providencia me ha revelado que he sido elegida para ser la primera presidenta de España.

Lo curioso es que nadie la vio al lado de Milei ni del señor de X al momento de la foto, ni siquiera congraciándose con la esposa del emperador disfrazada de zombi.

 

Federico Ruiz Tirado


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