Letra fría | Daniel González, un ballenero en Westminster
14/03/2025.- Después de ser pospuesta seis veces la exposición "Daniel González: la creación necesaria" en el Museo de Bellas Artes, parece que por fin verá la luz este sábado 15 de marzo, a las 11 a. m., en las salas 1 y 2. Con la pena ajena del caso, pido disculpas por haber hecho embarcar a quienes convoqué en mi nota anterior y que no llegaron a enterarse de su aplazamiento. Mientras tanto, leo un recio texto sobre Daniel, del profesor Russell Blanco, de la Universidad de Westminster, en Londres, en un largo trabajo de veinte páginas, que me hizo llegar Esther Coviella, viuda de nuestro querido amigo. Russell Blanco enfatiza en lo político, como se desprende de su título, "Temas de decadencia y alienación en la crítica del ‘puntofijismo’ de Daniel González" (léase el Pacto de Punto Fijo, acuerdo entre Acción Democrática, AD, el Comité de Organización Política Electoral Independiente, COPEI, y la Unión Republicana Democrática, URD). También focaliza el Techo de la Ballena, ese movimiento de contracultura que congregó jóvenes artistas y escritores durante los años sesenta, en franca rebeldía con el pacto firmado en la Quinta Punto Fijo, del doctor Caldera, y el régimen adeco de Rómulo Betancourt. De aquella disidencia surgió el mítico poemario ¿Duerme usted, señor presidente?, del también miembro del grupo poeta Caupolicán Ovalles. Diseñado por Daniel y publicado originalmente en 1962, el texto intentó ser censurado por el gobierno de entonces y su autor, perseguido. Tuvo que huir a Colombia, mientras su prologuista, Adriano González León, era encarcelado.
El propio Russell lo resume así:
Este artículo rastrea el surgimiento de una estética visual que puso en primer plano la decadencia, la suciedad y la alienación a través del trabajo del fotógrafo Daniel González. En sus imágenes y en su trabajo como director visual de facto de El Techo, González construyó una imagen de la ciudad muy diferente a las imágenes de progreso propuestas por la dictadura de Marcos Pérez Jiménez y la presidencia de Rómulo Betancourt.
Uno de los planteamientos del autor era que se les comparaba con organizaciones guerrilleras de izquierda no artísticas contemporáneas, en particular las FALN, trayendo a colación que: "Fue el escritor uruguayo Ángel Rama quien sugirió, por primera vez, que el grupo era ostensiblemente el equivalente artístico de los grupos guerrilleros radicales, que instigaron una serie de atentados y secuestros que sacudieron a la sociedad venezolana". Lo que me pareció hasta gracioso fue el comentario de nuestro gran filósofo y poeta Ludovico Silva, quien decía que los libros producidos por el colectivo eran como "paquetes de dinamita bellamente envueltos".
Russell nos entrega una suerte de ficha biográfica de Daniel, vinculado al movimiento contracultural:
González fue escultor, pintor, ilustrador, diseñador y documentalista [obviamente fotógrafo, ¡un lapsus le pasa a cualquiera!]. Diseñó muchas de las publicaciones producidas por miembros de El Techo, incluida ¿Duerme usted, señor presidente?, de Caupolicán Ovalles (1962); Dictado por la jauría (1962), de Juan Calzadilla; y Homenaje a la necrofilia (1962), de Carlos Contramaestre (…). El Techo dio un vuelco al propósito del diseño gráfico tal como se había desplegado hasta ese momento en Venezuela. En lugar de ver el diseño gráfico como algo para reforzar y apoyar la floreciente cultura de consumo, González y los balleneros vieron lo gráfico como algo que podría emplearse para criticar esa cultura.
Asfalto-infierno la resalta como la obra más famosa de Daniel, y aunque siempre se ha sabido, eso fue producto de una exposición suya con textos de Adriano y, disculpen que lo recalque —porque se suele creer que es un libro de Adriano—, ilustrado por Daniel. Aunque mi comentario es írrito, porque la amistad privaba más que la figuración y todos fueron un equipo solidario, y su gran valor era la cooperación colectiva. Russell Blanco lo resume mejor:
Un texto contracultural clave que fue producido en conjunto con el escritor Adriano González León y publicado en 1963. Este folleto está considerado entre los fotolibros más influyentes publicados en América Latina. De hecho, su reputación ha crecido desde que se publicó por primera vez en gran parte gracias a los esfuerzos del historiador de la fotografía Horacio Fernández y el fotógrafo británico Martin Parr. Es significativo, por ejemplo, que el libro aparezca en The latin american photobook (2011) de Fernández, sin duda el panorama más completo de esta forma en la región. Parte de la mística del libro radica en el hecho de que se publicaron comparativamente pocos ejemplares (mil en total). Sin embargo, una gran proporción fue incautada por las autoridades venezolanas y destruida (alrededor de seiscientos de los mil ejemplares impresos) y el hecho de que el libro es muy difícil de obtener. En el Reino Unido, solo la Tate Library tiene un ejemplar.
Humberto Márquez