Historia viva | ¿Para qué pensar el pasado histórico?

Las respuestas nos hacen pensar que los hechos pasados tienen repercusión en el presente

23/11/22.- Tres hechos notables se encuentran esta semana para abordar la necesidad de retomar el análisis histórico político en la pregunta que titulamos: 

La primera, los debates sobre la Guayana Esequiba, que ha suscitado los grandes temas de colonialismo y sus consecuencias, como los neocolonialismo provocadores de conflictos entre países hermanos que pueden incitar conflictos bélicos indeseables. La primera pregunta salta al análisis: ¿Por qué Gran Bretaña, la gran estafadora del Laudo Arbitral de 1899, no aparece en el juicio sobre los asuntos territoriales del Esequibo?
Los otros dos, firma de los Tratados de Trujillo el 25 y 26 de noviembre de 1820 y el 27 de noviembre de 1992. Ambas fechas y eventos nos sirven para cuestionar la manera de analizar los hechos históricos para medir y calibrar los métodos y las acciones del ser humano en este territorio en un tiempo determinado.

Lo primero es tener claro que la historia y sus eventos son procesos sociales que tenemos que observarlos a través de los métodos históricos que nos permitan obtener información sustantiva para analizarla y ordenarla a la luz de la verdad, de allí que algunos hablen de los “alcances o límites de la objetividad histórica” a lo que agregamos que tratándose de asuntos humanos la subjetividad hay que considerarla, porque quienes escriben el relato histórico son seres humanos que piensan y orientan sus análisis en el sentido político ideológico a convenir.
Sin decimos: Los Tratados de Trujillo se realizaron en noviembre de 1820 entre Bolívar y Morillo en la villa de Santa Ana para acordar una tregua y reponer fuerzas en ambos bandos para luego continuar la guerra, palabras más palabras menos, sin abordar las causas y consecuencias del mismo, ni analizar ¿por qué Morillo se fue a España y le dejó la “papa caliente a De La Torre? Entre otras preguntas como: ¿Qué repercusión tuvo el documento de la Regularización de la Guerra para las subsiguientes convenciones sobre derechos humanos en las guerras del mundo? Las respuestas nos hacen pensar que los hechos pasados tienen repercusión en el presente y en el futuro de la humanidad.

Es muy recurrente escuchar lo fastidioso que eran las clases de Historia en el bachillerato. ¿Por qué ocurrió y sigue ocurriendo eso en nuestro sistema escolar? Son preguntas que yo le haría a destacados pedagogos, pero me atrevo a señalar con otra pregunta: ¿Para qué sirve estudiar la Historia?.

Hay que entender los contextos, una joven de 15 años, atosigada de mensajes entretenidos en redes sociales, con el pensamiento puesto en maquillaje y tatuajes por todos lados  y que ve el futuro de su vida en un punto muy lejano, no es igual a una mujer sosegada de 40 o 50 años, cuya capacidad de reflexión mucho más desarrollada que la de la joven expuesta a un mundo saturado de signos, violencia, música estridente que no permite reflexionar, etc., 
¿Qué puede importar que hace 30 años un grupo de militares y civiles se alzaron contra un gobierno puntofijista, el 27 de noviembre de 1992? Y todavía más, ¿para qué historiar un hecho que no tiene el tiempo “reglamentario” para que se convierta en “historia”?, según algunos historiadores tradicionales.

Aquí vienen las diferencias de los métodos para estudiar la historia y de los intereses políticos e ideológicos de sectores que enuncian que historiar la política no es “historia”, si una de las tareas del análisis histórico es especialmente revisar los eventos, mostrarlos científicamente, y sobre la base de ese inventario o registro se busca que los estadistas, mandatarios y la población tenga conciencia y comprensión de los errores cometidos en una gestión, para que no se repitan y ratificar una bitácora exitosa en la gestión humana.

El liderazgo de Chávez, en razón del fracaso del 4 de febrero, fue cuestionado por algunos de los líderes militares y civiles que quedaron de reservas en la zaga de febrero de 1992. De allí vino la iniciativa de otro alzamiento con otros líderes, que tampoco lograron el objetivo propuesto para instaurar otro gobierno distinto al de AD y Copei del Pacto de Puntofijo.

Aunque fueron derrotas tácticas, estos movimientos quebraron la estructura política militar puntofijista a decir del historiador Amilcar Figueroa.


Pero detrás de quienes pusieron el pellejo para lanzar una operación temeraria estarían entre otros Klever Ramírez quien le aportó contenido político e ideológico a ese movimiento y además participó directamente en esa gesta. En la palestra pública y esperando detrás de las cortinas los “Notables”, entre ellos Arturo Uslar Pietri, quienes hacían críticas para intentar salvar el sistema que había sido devorado por la corrupción y el caos administrativo.

Lo que nos resta es formar hoy a los pensadores que como Klever Ramírez dieron aportes revolucionarios mediante el análisis histórico para continuar fortaleciendo una patria justa.


Aldemaro Barrios Romero

 


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