19/03/2025.- He quedado impresionado con el trabajo literario realizado por la escritora venezolana Yurimia Boscán (Caracas, 1963), presente en su obra Los últimos días de la casa (Negro sobre Blanco, 2012), donde esta autora lleva a cabo uno de los recorridos anímicos más sobresalientes de la poesía venezolana en torno al tema de la casa. Desde los recintos físicos de su casa familiar hasta los espacios de su ser íntimo, Boscán va definiendo una escritura caracterizada tanto por el arraigo telúrico como por los efectos del padre, la madre o los hermanos, los espacios solares y sombras. Son paisajes donde árboles dejan caer sus hojas secas y pueden encantarnos a través de un lenguaje fino, bien entonado, donde acordes graves o taimados funcionan a la manera de un buril silencioso hasta alcanzar altos grados de expresividad, como los que advertimos en un texto que reza: "¿Cómo no escribir / de aquella casa / si tengo un enramado / de palabras / que saltan a la cuerda / de la infancia / en el corazón?". O cuando delinea los aires del regreso:

Hoy volví a la casa de mi madre / pretendí que era como siempre / una llegada un saludo un recorrido fugaz / pero no fue así / la visita trajo un sabor a viejo /atragantado en la boca / Era arrancar un adhesivo pegado / hace 42 años a la piel.

Me sorprendo cuando al hojear su libro me voy como adentrando en un bosque de símbolos y sugerencias, por donde cruza la memoria, abriendo puertas y ventanas, deshojando flores o visitando patios, rincones y sensaciones. También puede describir un traspié de la siguiente manera: "Soy traspié / y la boca sola en la caída / suelta la sangre del poema".

En la bibliografía de Yurimia Boscán advertimos las siguientes colecciones de versos: Poemas (1983), Ama de casa (2016), Río de hierba (2017), Neón (2018) y Piel que ata (2018). Ha obtenido por ellos varios reconocimientos como el Premio Municipal de Poesía Cecilio Acosta y el Premio de Poesía para la Mujer Ana Enriqueta Terán. Es licenciada en Letras por la Universidad Central de Venezuela y magíster en Literatura Latinoamericana; también profesora y periodista. Algo en la personalidad de Yurimia nos dice que su simpatía y encanto personal están fraguados en la alegría, la solidaridad y en un humor cálido del cual provoca estar siempre cerca.

Cuesta encontrar en la reciente poesía venezolana un libro tan unitario como Los últimos días de la casa, donde su autora logra un mundo propio mediante un verbo que no decae, pues se halla inscrito y escrito desde la experiencia y desplegado desde una profunda intimidad e intensidad, pero, sobre todo, desde un animismo que nos convoca para que nos reconozcamos en la infancia o la juventud de cada uno de nosotros, o al menos de quienes hemos guardado celosamente en la memoria nuestros espacios domésticos como arcanos, como tesoros íntimos que podemos compartir gracias al hechizo de la poesía.

6

Guarda apresurada su aflicción en el delantal

Y recibe a los hijos

Pone la mesa y celebra las visitas

Sus labios se mueven

Sus manos sirven

Sus ojos se pierden más allá de los espejos

No importa cuántas sillas toallas y sábanas

Inventaste para su nuevo hogar

Su raíz sigue en la vieja casa

Con enredaderas espectrales

Trenzadas a sus recuerdos

Yurimia Boscán

Gabriel Jiménez Emán