Araña feminista | Migrar no es un delito

Ni son delincuentes las y los venezolanos migrantes

06/04/25.- El reciente secuestro de más de 300 venezolanos y su traslado a prisiones de máxima seguridad en El Salvador y Guantánamo es producto de la pérdida de todo sentido ético, moral y de Derecho Internacional, y del fascismo que marca la política global.

Lo que están viviendo cientos de venezolanos no son deportaciones, es un secuestro. Las personas secuestradas por el gobierno de Trump han sido trasladadas encadenadas, sin conocimiento de a dónde se dirigían; han sido privadas de toda comunicación, sus familiares se han enterado de este horror por las imágenes de televisión donde los veían siendo humillados y maltratados.

A estas personas se les ha llamado terroristas, se les ha vinculado con una banda delictiva que en Venezuela actuó muy a favor de la oposición y expuestos al escarnio público, sin ningún tipo de pruebas o proceso legal. Los únicos sistemas que han funcionado en su detención son los del racismo y clasismo.

Hemos sido testigos de un trato comercial entre dos países, El Salvador y EE.UU., por lo que podemos hablar de tráfico de personas. Hoy sabemos que la vida de un venezolano cuesta 25 mil $ para Trump y Bukele.

Al no haber expediente, juicio o cualquier procedimiento legal establecido, las familias de los secuestrados viven el infierno de no saber qué hacer.

A todo esto tenemos que añadir que EE.UU. por segunda vez trata a Venezuela y a sus ciudadanos y ciudadanas como enemigos de guerra. En 2015 Obama declaraba con una orden ejecutiva una "emergencia nacional" por la amenaza "inusual y extraordinaria" a la seguridad nacional y a la política exterior que significa Venezuela. Ahora Trump invoca la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para justificar el secuestro de venezolanos y el tratamiento ultrajante que les dan.

En los más de 12 años de guerra económica contra el pueblo venezolano la migración inducida y estimulada hacia el Norte ha costado muy caro a las comunidades y familias venezolanas. El sistema de cuidados ha sido golpeado por varios flancos. El más notable quizá sea el sistema hospitalario y de salud, al cual se le ha impedido el acceso de suministros en el mercado internacional. Pero también el sistema ha sido golpeado por las migraciones; quienes quedan atrás para cuidar a infantes, personas de la tercera edad o dependientes suelen ser las mujeres y en Venezuela son las mujeres mayores. Ellas son las que ven aún más comprometidas sus capacidades de conseguir trabajos remunerados, sus derechos económicos y al descanso.

Otra de las impactantes consecuencias ha sido la cosificación de las mujeres migrantes a través de las redes de trata, generando daños irreparables tanto en ellas como en sus familias. Viéndose así como la vulneración de derechos humanos es una situación que afecta de forma diferenciada y con mayor fuerza a las mujeres.

También esta migración impacta en los sistemas de producción. La industria, el campo, el comercio se han visto privados de las manos más jóvenes debido a esta situación.

Y ahora la última prueba. Cientos o quizá miles de familias viven la incertidumbre sobre el futuro y paradero de sus hijos, esposos, hermanos y familiares. Sabemos por las declaraciones de quienes han podido identificar por las imágenes que los secuestrados son músicos, barberos, estudiantes, jóvenes de entre 14 y 40 años que han sido arrancados de sus casas y puestos de trabajo por la policía, acusándolos de terroristas. Que han sido subidos a aviones sin haberles leído cargos o llevados a alguna instancia de toma de decisiones sin un debido proceso, vulnerando todos sus derechos; que han sido trasladados a pesar de las órdenes de un juez y que se encuentran incomunicados y prácticamente han sido vendidos por 25 mil $ cada uno.

La Marcha Mundial de las Mujeres de las Américas se une a la denuncia y reafirma que migrar no es un delito. Pedimos a las organizaciones hermanas que se sumen al reclamo de Venezuela.

Visibilicen la vulneración de los derechos humanos de las y los migrantes venezolanos. Denuncien a nivel internacional y exijan el retorno a su patria de los migrantes venezolanos secuestrados en El Salvador y Guantánamo.

La Marcha Mundial de las Mujeres no duda de la solidaridad con el pueblo venezolano.

Alejandra Laprea

 

 

 

 

 


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