Xin Chào | África insumisa

Detesto el racismo, porque lo considero una barbaridad, venga de un negro o de un blanco.

 

Nelson Mandela

11/04/2025.- Cuando el comandante Hugo Chávez fue acogido en 1998 por aquella nueva Venezuela como máxima autoridad de la patria de Bolívar, poco se conocía de África en nuestro país, aunque en las costas venezolanas y otras vecindades se escuchaba desde los tiempos de los conquistadores el retumbe de los tambores. A duras penas, africanos de diversas latitudes habían arribado encadenados en las carabelas españolas de la muerte, y poco a poco nos fuimos conociendo, a través de las contiendas libertarias del “Negro” Miguel, de José Leonardo Chirino, o nuestro querido “Negro” Primero.

Para nutrir esa historia, el Centro de Saberes Africanos, que dirige el embajador venezolano en Túnez, Reinaldo Bolívar, convocó a una maestría acerca de ese olvidado continente, que, en este momento, con su grito rebelde anuncia mejores tiempos frente a los imperios que por siglos han usufructuado las riquezas naturales de aquella tierra que tiene en Lumumba, Mandela y Thomas Sankara, ejemplos de dignidad revolucionaria.

 

Michel Mujica tiene la palabra

Michel Mujica Ricardo (París, 1949) fue embajador de Venezuela en Argelia (2005/2013) y en Francia (2013/2020), con doble carrera en la enseñanza superior y diplomacia. 

Graduado de sociólogo en la Universidad Católica de Lovaina (Bélgica ,1976), doctor en Ciencias Sociales y máster en Filosofía de la Historia por la Universidad Central de Venezuela. También impartió cátedra en el Centro de Estudios Avanzados de las Fuerzas Armadas de Venezuela (1986/1991) y, posteriormente, en varias universidades francesas, españolas y chilenas. Es autor de varias publicaciones en Venezuela y traductor de dos obras de David Rousset y Maurice Halbwachs en España. 

El caroreño Michel Mujica, hijo del periodista y profesor de la UCV, Héctor Mujica, (1927-2002), toma ahora la palabra al frente de la maestría sobre África, a propósito de conmemorarse este año el centenario de Franz Fanon, un intelectual martiniqueño que entregó su vida por la causa africana. 

La ponencia de ayer jueves 10, titulada Frantz Fanon: Interpretación de un legado, corrió la cortina de la maestría en el Centro de Estudios Latinoamericanos y del Caribe Rómulo Gallegos (CELAC), ubicado en Altamira, al este de nuestra ciudad capital. 

“No olvidemos que es con el comandante Chávez que Venezuela se acercó definitivamente al continente africano. Antes de su llegada a Miraflores, no existían los despachos de viceministros, que posteriormente son generados cuando se produce una transformación interna del Ministerio de Relaciones Exteriores, que luego pasó a llamarse Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores”, apunta Mujica Ricardo.

Para entonces, había un despacho que atendía los asuntos africanos, y las relaciones diplomáticas que se reducían a la República Argelina Democrática y Popular, Marruecos y Kenia, pero hoy la República Bolivariana de Venezuela tiene vínculos oficiales con las 54 naciones del gran continente africano, considerado por muchos como una de las futuras potencias del planeta. No por casualidad, sostiene sólidas conexiones con la República Popular de China y la Federación de Rusia.

Para el catedrático francés Pierre Bertaux, el África que está más abajo del Sahara no ha atraído mucho a los historiadores, tal vez por la falta de documentación escrita, prácticamente inexistente con respecto, sobre todo, al período que precedió la llegada de los europeos, calculado en cuatro a cinco siglos.

Advierte Bertaux que cuando habla en su libro, África, desde la prehistoria hasta los Estados actuales, se refiere al sur del Sahara, excluyendo ese norte desde el Atlántico hasta el mar Rojo. Lo que sí parece cierto es que África fue la cuna de la humanidad, según fósiles encontrados, en especial en la Región de los Grandes Lagos, donde fueron localizadas osamentas del Proconsul, especie que se desplazaba en dos extremidades inferiores hace 25 millones de años. Y el Pithecanthropus, que hace dos millones de años llegó a tallar piedras.

La realidad que apunta la tierra de Mandela, Lumumba y Sankara está abriéndose espacio político y puertas que parecían clausuradas por los imperios europeos, que hoy brillan entre las toneladas de lingotes dorados que han extraído a fuerza de látigo y fusil.

El protagonismo rebelde marcó pauta desde que el líder surafricano Nelson Mandela (1918-2013) sacudió el mundo tras una batalla en la cual logró abolir el apartheid, en el sur del gigantesco patio trasero europeo del llamado continente negro. Mandela, nacido en 1918, desde muy joven se constituyó en Mvezo, provincia del Cabo Oriental, en un joven líder que, a fuerza de popularidad y su encendido discurso, fue encarcelado y condenado a cadena perpetua, pero su personalidad y empuje político lo fueron agigantando hasta lograr la libertad tras 27 años entre barrotes.

En la década de los sesenta del siglo pasado, se levantaba en la África profunda, como la República Democrática del Congo, el joven líder Patrice Lumumba. Ante ese peligro, los colonialistas belgas optaron por asesinarlo el 17 de enero de 1961, pero la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) lo inmortalizó con la construcción en Moscú de la impresionante Universidad Patrice Lumumba, de donde han egresado miles de africanos que hoy blanden con alegría el tricolor ruso por las calles de Níger, Burkina Faso, Mali o el mismo querido Congo de Lumumba.

El 15 de septiembre de 1974, de nuevo los colonialistas europeos fueron sorprendidos con un movimiento revolucionario que logró deponer al dictador Haile Selassie, quien se hacía llamar emperador, y tomar el poder mediante una junta militar, presidida por el teniente coronel Hailé Mariam Mengistu, marxista declarado, quien luego creó la República Democrática de Etiopía, que, en 1977, fue visitada por el comandante Fidel Castro.

Cuba se constituyó en el país más solidario de la causa africana, hasta el punto de apoyar militarmente a los angoleños, mediante la operación Carlota, entre 1975 y 1991. Fue además una lucha que debilitó al régimen del apartheid sudafricano, que cayó poco después.

En marzo de 2011, durante la llamada Primavera Árabe, se produjo una cruenta intervención militar en Libia, impulsada por el gobierno de Barack Obama, con apoyo abierto de la OTAN, que dejó totalmente destruido al país africano de mayor empuje para la época. Ante las cámaras de TV gringa, Hillary Clinton disfrutó a risa batiente el linchamiento del presidente libio Muamar Gadafi, quien había convertido a su país en el puntal africano.

El carismático militar revolucionario Thomas Sankara, capitán del Ejército ("el Che africano"), fue asesinado a tiros a los 37 años en medio de un golpe de Estado que contó con el apoyo de Francia y Estados Unidos, el 15 de octubre de 1987. Sankara fue el creador del nombre de su país, Burkina Faso, que significa "patria de hombres dignos", antes llamado Alto Volta.

Estados Unidos y su patio trasero europeo asustan de nuevo con sus bombas, esta vez contra el empobrecido Níger, 80% de cuyo territorio está enclavado en el desierto y además no tiene acceso al mar. Con una superficie de 1.266.491 km², limita al norte con Argelia y Libia, al este con Chad, al sur con Nigeria y Benín, al oeste con Burkina Faso y Mali, y al norte con Mali.

Los acontecimientos de Níger no pueden leerse como un hecho aislado. En la región del Sahel se han producido tres levantamientos militares exitosos —además de muchas otras intentonas fallidas— no solo con un importante sostén popular, sino también con un fuerte componente antifrancés. Algo parecido a Mali (2020), Guinea (2021) y Burkina Faso (2022). Ese sentimiento de rechazo a la potencia europea fue creciendo en la última década.

La historia nigerina, desde 1974, ha transcurrido entre golpes y golpes. En 1960, estaba habitado por solo 3 millones de personas, pero hoy suman 25 millones, con una esperanza de vida de 50 años. Por eso no puede sorprender que un país en miseria intente salir de la opresión extranjera, en este caso de la francesa, que al lado de los ingleses amenazan con aplastar la rebeldía, como lo han hecho siempre en toda África.

África, desde hace años, se ha acercado a países que le han mostrado disposición solidaria, como la República Popular de China, la Federación de Rusia y la India, que no son poca cosa, porque los tres son puntales de los BRICS.

África ha tenido presencia en importantes eventos internacionales, como la Cumbre de San Petersburgo, donde se dieron la mano siete países africanos, con el presidente Vladímir Putin. Entre ellos el presidente de la Unión Africana, Azali Assoumani, así como el primer ministro de Egipto, Mostafá Kamal Madbuli, y representantes de Uganda, el Congo y Burkina Faso, en la persona del líder más joven de la región, Ibrahim Traoré.

Los nuevos acontecimientos africanos se presentan como un nuevo escenario que aumenta la temperatura en la vieja Europa porque, en el caso de Francia, ve en peligro la actividad ilegal que le permite apoderarse del uranio que alimenta sus centrales eléctricas, así como el saqueo de las minas de oro, entre otras materias primas, que aún quedan en el subsuelo nigerino. El acoso está a la orden del día, pero Níger, por ejemplo, tiene el respaldo de varios vecinos, frente a los tentáculos imperialistas respaldadaos por Estados Unidos.

 

Ángel Bastidas G.

 

Fuente de Consultas:

- Bertaux, P. (1974). África. Desde la prehistoria hasta los Estados actuales. Historia universal. México: Siglo XXI.

- Valdés Vivó, R. (1977). Etiopía: la revolución desconocida. Cuba: Editorial de Ciencias Sociales. 


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