27/11/22.- “No somos nada sin historias, así que te invitamos a creer en esta”, comenta la narradora en el set de filmación de Prodigio, un drama de época, recientemente estrenado en la plataforma Netflix. Contamos historias, creencias desde diversos lugares de enunciación, la diferencia entre una y otra dependerá de la ubicació elegida para hacerlo.

Estamos por entrar en el último mes del año, justamente donde las historias se exaltan por doquier en lo que denominamos la natividad cristiana y en sus diversas variantes, la última y más reciente en Venezuela, como parte de nuestra aún colonización del saber, del poder y del ser es el black friday.

El viernes negro empezó en la década de 1950 en Filadelfia, posterior a la celebración norteamericana de Día de Acción de Gracias, como parte de la temporada de ventas navideñas estadounidense. Con el tiempo ese día de ventas se popularizó por las ganancias de los comercios que pasaban de los números rojos a los negros gracias al superávit que traían las “ofertas”. Hoy día en Venezuela es una realidad creciente la incorporación de esta dinámica, como otras expresiones estadounidenses entre las que se cuenta Halloween.

¿Qué historias queremos contar con ese viernes negro? Estimular la economía, aprovechar las ofertas, sobre todo, en los artículos electrodomésticos, también, la continuidad de la dependencia de lo foráneo hasta hacerlo propio.

Así como está este impulso a la comercialización, también podemos palpar otras historias que configuran nuestras navidades, o esos giros a la natividad cristiana como legado europeo, bien en el sincretismo,  bien en paralelismos culturales que dieron fruto a nuestro legado venezolano.

Tal es el caso de las parrandas propias de la temporada decembrina: momento de encuentro, de risas, de jolgorios por lo vivido, en ese festejo por la vida, donde la instrumentación entre cuerdas y tambores o algún elemento con que puedas percutir se hace presente desde el rallador hasta el vaso de metal, todo lo que puedas emprender la comparsa de casa en casa, durante las noches contagiando a todo aquel, a toda aquella a ser parte de esta vivencia. Hoy la parranda es una celebración de Fin de Año, cierre de ciclos, se celebra la abundancia, se entra en un período de cierre para celebración como reencuentro de familia.

Sin contar la configuración central de nuestra afronavidad como es la hallaca: expresión gastronómica fruto de la mixtura indígena y afrodescendientes en Venezuela, del que merece todo un capítulo Afrourbe, y del que podemos contar colectivamente los signos que dan sello indeleble a nuestra hoy identidad patria-matria.

¿Desde dónde narras tu afronavidad? Bienvenido el último mes de nuestro calendario gregoriano.

Mónica Mancera-Pérez | @mujer_tambor