A favor o en contra |Galeano, el gran hombre que no creyó en la muerte

21/04/2025.- La entrega anterior estaba dedicada al recordado maestro Eduardo Galeano, pero no pudimos por la consternación que causó la trágica muerte de Rubby Pérez. Dejamos, entonces, estas líneas para hoy: porque no queremos olvidar el “hasta siempre” que le dimos con dolor ese 13 de abril de hace 10 años.

Todos los medios decían ese día que Eduardo Galeano había muerto, pero no se podía creer esa noticia. No podía ser posible que se había despedido de esta vida un gran hombre que no creía en la muerte.

Sí. En su cuento “La creación”, del libro Memoria del fuego I: Los nacimientos, decía, al final, que “la muerte es mentira”; aunque en una entrevista confesó que “a veces me angustia. A veces le tengo miedo. A veces me resulta indiferente, y otras veces, las más frecuentes, creo que la muerte y el nacimiento son hermanos, que la muerte ocurre para que el nacimiento sea posible y que hay nacimientos para confirmar que la muerte nunca mata del todo”.

En las últimas dos entrevistas que otorgó este querido escritor y periodista uruguayo a La Nación de Argentina, en 2013, habló de su cercanía con la muerte. “He renacido muchas veces. En realidad, uno nace y muere muchas veces en la vida. Lo que pasa es que uno está reducido a ver la muerte como una especie de pasaje, una empresa de pompas fúnebres, que te saluda el chofer y te dice ‘hasta luego’. Y no es así. En realidad, uno se muere muchas veces y renace otras tantas. Eso es lo que tiene de bueno el arte de vivir”.

Y, sí, lo dijo con bases, porque ya había sentido “dos muertes”. En su libro de crónicas Días y noches de amor y de guerra, escribió cómo fueron esas veces que creía que había dejado esta vida: Sobrevivió a su primera muerte, a los 19 años de edad, al llegar al cruce de la calle San José, en Montevideo, Uruguay, donde fue atropellado por un carro. Voló hacia una acera y estuvo en coma por varios días. Luego, su segunda muerte habría sido cuando contrajo paludismo en la selva del Guniamo, en el estado Bolívar, de donde tuvieron que trasladarlo de emergencia a un hospital en Macuto, en La Guaira. Pudo contarlas, pero la tercera vez el cáncer fue implacable a sus 74 años de edad.

Tanto así no creía en la muerte que dos años antes, el 5 de marzo de 2013, se consternó con la noticia de la partida del comandante Hugo Chávez Frías: “Me han dicho que murió, pero yo no me lo creo”.

Aún tenemos grabada su voz grave y parsimoniosa, llena de intelecto y de sabiduría.

Su legado está en tantos libros importantes como Patas arriba, la escuela del mundo al revés, Nosotros decimos no y El libro de los abrazos, así como el microcuento “Los Nadies” y la narración “El derecho al delirio”, entre tantas creaciones.

Pero es recordado aún más por su libro Las venas abiertas de América Latina, publicado en 1971, que desnudaba la realidad de esta región, humillada y despojada por los países desarrollados. No en vano, fue traducido en 20 idiomas y tuvo un boom de ventas el 18 de abril de 2009, cuando Chávez le regaló un ejemplar al entonces presidente estadounidense, Barack Obama, durante la V Cumbre de las Américas que se celebró en Trinidad y Tobago. A partir de ese momento pasó de estar de la posición 60.280 en ventas al número 10 en uno de los portales de mayor venta de libros en línea del mundo. La edición en inglés se agotó el mismo día.

Galeano fue acertado y reflexivo. La realidad latinoamericana era su fuerte a la hora de pronunciarse y de escribir, y siempre estuvo a favor de los oprimidos. ¡Cómo olvidarlo entonces si era un verdadero latinoamericanista con una pluma impecable!

A diez años de su partida aún no nos creemos su muerte.

 

 


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