Micromentarios | Este mundo absurdo

22/04/2025.- Desde que era un adolescente con granos en la cara y las hormonas en hervor permanente, me dio por coleccionar noticias curiosas. Las recortaba de los diarios que leía y, años después, cuando era periodista en ejercicio las tomaba directamente de los teletipos que había en las salas de redacción, una vez usadas o desechadas.

Gracias a esta afición reuní tanto material que, en 2006, publiqué un libro en Random House Mondadori titulado Vine, vi, reí.

Dicha obra tuvo buena recepción, pero cuando las ventas empezaban a mostrarse copiosas, la editorial abandonó el país por razones políticas, más que económicas, y mi trabajo se esfumó de las librerías.

Como creo que el libro tenía todas las condiciones para ser un pequeño best seller, decidí en días pasados revivirlo, mostrando una selección de sus textos, con miras a atraer a alguna editorial que quiera publicarlo. Por supuesto, la nueva versión sería actualizada con informaciones de las últimas décadas.

La de hoy será la primera de cuatro compilaciones consecutivas.

Muy mal

Contaba en septiembre de 1975 un periodista del semanario alemán Die Zeit que, en el interior de un lujoso restaurante, se topó con un amigo muy gordo al que tenía tiempo sin ver.

 –¿Qué tal? ¿Cómo te trata la vida? –preguntó el periodista.

 –¡Mal, hombre, bastante mal! –contestó el amigo.

 –¿Mal? –se asombró el periodista–. Pues no lo parece. Estás comiendo langosta y bebiendo uno de los mejores vinos. Me da la impresión de que no estás mal en absoluto.

 –¡Te equivocas! –respondió el gordo–. ¡Antes también podía traer aquí a mi esposa!

Retrato del inconforme

En noviembre de 1980, un comerciante egipcio de El Cairo felicitó a un colega cuyo negocio había prosperado mucho en las últimas semanas debido a que los clientes acudían a él masivamente.

 –No creas que todo va bien –dijo compungido el comerciante próspero–. Fíjate en las puertas de mi negocio: si la gente sigue acudiendo como hasta ahora y empujándolas sin consideración, cuando entran y cuando salen, pronto tendremos que cambiarles las bisagras.

Armando José Sequera 

 

 

 

 

 


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