Al derecho y al revés | Ha muerto un gran Papa

23/04/2025.- Aun después de muerto el Papa, usando mentiras y bulos no comprobados, sus enemigos no lo dejan descansar en paz.

Con Jorge Bergoglio, dejan de cumplirse un dicho y una frase de un escritor famoso.

El dicho es muy nuestro y reza que "no hay muerto malo".

La frase, creo recordar, es de Enrique Jardiel Poncela: "Si buscáis los máximos elogios, moríos".

Es curioso que al único Papa iberoamericano que ha existido —personaje que usaba el tranvía para desplazarse por Buenos Aires; que, siendo cardenal, se cocinaba él mismo su comida; y que manejaba una vieja moto Harley-Davidson que le regalaron los fieles, lo cual lo hace un ave rara en el mundo de los superpotentados— lo acusen al mismo tiempo de "ser comunista" y de, supuestamente, haber vendido a las autoridades militares argentinas la ubicación de guerrilleros urbanos de inclinación marxista.

No resulta nada extraño que personajes embrutecidos por la polarización intenten vivir su "minuto de gloria" a costa del Papa muerto.

Son personajes ignaros —que no van a misa, pero igual pontifican— que no tuvieron tiempo para darse cuenta de que la Iglesia venía perdiendo influencia en el mundo y de que Francisco reparó ese detalle. De hecho, el último en visitar al Papa fue el vicepresidente de los Estados Unidos, personaje siniestro y pavoso a quien los eternos echadores de broma que somos los caraqueños acusamos por la muerte de un Papa que escogió el camino de la tolerancia, pero fue firme cuando entendió que estaba en juego su opción por los más necesitados.

Francisco tomó la opción de la paz y la tolerancia, incluso en materia de libertades religiosas y libertad de expresión.

No aceptó el chantaje de los ultraconservadores cuando se acercó a la comunidad homosexual, a tocar el tema del aborto —que para el cristianismo es delicado— y el del transexualismo. Sin embargo, a estos ultraconservadores les permitió hacer la misa en latín.

Se acercó con ánimo tolerante a este tema espinoso, pero no tuvo tiempo o fuerzas para llevar a cabo una revolución.

Este Papa recién fallecido mejoró la posición de las mujeres en la Iglesia, sin poder llegar a lo que sin duda se llegará el día en que se ordenen mujeres sacerdotas.

Callado, sin alharaca, Francisco modificó la Constitución de la Iglesia, descentralizando los dicasterios, que equivalen a nuestros ministerios.

Llegó a un acuerdo con China, lo cual no fue nada fácil si se tiene en cuenta que en ese país hay sacerdotes presos que podían ser condenados a muerte.

Seguidor de los Evangelios, siempre apoyó a los más necesitados sin importarle que la jauría ignara lo llamase "comunista". Jauría que no se da cuenta de que el comunismo hoy es poco relevante en el mundo o que el partido comunista de Rusia es adversario de Putin.

Fue más allá del amor a los necesitados y promulgó la encíclica Laudato si para colocar el cambio climático como uno de los grandes problemas a resolver y a las plantas y animales como otros seres que requieren amor.

Fue el motor de la reanudación de relaciones entre Cuba y los Estados Unidos de Norteamérica.

Criticó a su compatriota Milei por el cierre abrupto de Télam y apoyó a los trabajadores reprimidos.

Consciente de su papel antihistoria, dijo que "ser homosexual no es delito, pero es pecado".

Tomó el nombre por San Francisco de Asís, quien nació rico, pero dedicó su vida a predicar entre los pobres, a convivir con leprosos y viajar a pie saludando animales.

Visitó Lampedusa, donde anualmente llegan cientos de miles de migrantes huyendo de las guerras. A diario conversaba con el párroco de Gaza, como muestra de solidaridad con el pueblo palestino y reprobación al crimen de Netanyahu.

En fin, fue un gran Papa, el primer hispanoamericano que signó, sin dudas, el siglo con su papado, digan lo que digan los ignaros y las ignaras que solo atinan a teclear "comunista" —que no lo fue— para negar una vida de logros y sacrificios.

 

Domingo Alberto Rangel


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