Letra fría | ¡Adiós, Francisco!

25/04/2025.- Siempre he creído que a los seres queridos hay que recordarlos por sus bondades en vida, en su adorable dimensión humana, desde muy joven, hasta sus últimos días. Como, por ejemplo, la juventud de Bergoglio en el barrio de Flores, su amorío con una linda chica, antes de sentir el llamado divino, su trabajo en el laboratorio Hickethier-Bachmann, realizando análisis bromatológicos, destinados a controlar la higiene de productos alimenticios, porque logró graduarse de técnico químico —ya en esa época sentía una fuerte vocación religiosa— o hablar de su trabajo de portero en una discoteca y limpiador de piso en una floristería, creo que fue hasta cocinero también o, por lo menos, que tuvo dotes culinarias, su deseo de ir de misionero a Japón, para terminar de profesor de Literatura en un colegio jesuita de jóvenes ricos, cuya mejor anécdota en ese magisterio fue que logró convencer al escritor Jorge Luis Borges de acudir en vivo, al aula; lo que habla de sus gustos literarios. Para culminar con su elección, como el primer Papa latinoamericano, por supuesto argentino, y como primer Papa jesuita, de la historia de la Iglesia católica. Aparte de que le gustaba el tango y fue portada de la revista The Rolling Stones.

Por eso me encanta la vida de Francisco, luego de hacerse con su alta designación, sería el gran bestseller del Papa superstar, no en vano a su cuarto año de pontificado, Bergoglio conquistó por segunda vez portada, ahora en la edición italiana de la revista Rolling Stones, cuyo título es "Francisco, Papa pop". Recordemos que en las primeras de cambio, en Río se la comió con los jóvenes, y de regreso a Roma, montó 75 periodistas de 14 países en el Airbus A330 y les soltó esta perla… "¿Quién soy yo para juzgar a los gays?". Asimismo, la idea de una iglesia "pobre y para los pobres", que le hizo popular, se materializó en hechos, como rechazar un lujoso transporte para ir con los demás cardenales, optar por el tradicional anillo de pescador en plata y no en oro, y no vivir en el lujoso apartamento pontificio en el que desde 1903 han residido los pontífices, en el que según las malas lenguas se lo dejó al Papa renunciante.

Hasta para el momento de su muerte, quiso que sus exequias no tuvieran pompa alguna, y que sus restos no fueran a la Basílica de San Pedro, como todos los demás papas, sino a la Basílica Papal de Santa María la Mayor, como lo dejó expresado en su testamento fechado en la residencia Santa Marta, el 29 de junio de 2022.

Aunque hace poco estuvo 37 días hospitalizado, todo parecía indicar que su salud iba en franca mejoría, pero justo después del Domingo de Resurrección, la muerte tocó a su puerta el lunes 21 de abril de este 2025.

Por esas cosas del destino, así terminé la última entrega de mis notas sobre la serie de Netflix de 2016: “Nada como un Domingo de Resurrección" para cerrar este trío de entregas de la cuarteta de Llámame Francisco… una miniserie del Papa pana, porque definitivamente Jorge Mario es un panita burda… un Papa que se hace payaso ante los niños, que vendió su Harley en subasta para ayudar a Cáritas, que apoya a gays, enfermos de sida y otros, que defiende a las mujeres contra la servidumbre doméstica, que lava los pies a los presos un Jueves Santo, que monta en su carruaje a un sacerdote en un desfile oficial o que diga: "Necesitamos santos de jeans y zapatillas, sin velo, sin sotana, que vayan al cine, escuchen música y paseen con sus amigos, que tomen Coca Cola y coman hot-dogs, que sean internautas, que escuchen iPod, que amen la eucaristía y no tengan vergüenza de tomar una cerveza o comer pizza el fin de semana con los amigos"… no joda, más que panita burda, este es un Papa cojonudo”.

Si hubo un Papa amigo, Francisco fue nuestro Papa panita burda.

¡Adiós, Francisco!

 

 


Noticias Relacionadas