Estoy almado | Dólares

27/04/2025.- Es curioso que después de convivir años con los precios de dos dólares, uno especulativo (paralelo) y otro resultante de tasa oficial del Banco Central de Venezuela (BCV), ahora intente surgir un tercero llamado “dólar promedio”. Como si hiciera falta un punto intermedio en la creación dual de expectativas económicas generadas por el uso de los dólares.

La tasa del dólar que responde a las condiciones actuales de la economía real venezolana es, sin duda, la publicada por el BCV. De hecho, el presidente Nicolás Maduro aclaró que ni siquiera esa tasa del BCV debe llamarse “oficial”, porque el gobierno no la fija. Todo indica que es el propio metabolismo del mercado nacional el que lo establece, de acuerdo a la oferta y demanda de dólares que necesitan los distintos rubros productivos del país.   

En cambio, la tasa del dólar “paralelo” es la guía de los agentes de la especulación económica. Sirve para quienes quieren seguir lucrándose del país, sacando dividendos de un falso diferencial cambiario que solo existe por el temor a perder dinero; a que valga menos tus churupos y, por tanto, puedas comprar menos de lo que deseas, más allá de lo que necesitas realmente. En la actualidad, ese dólar representa el miedo a que tengas menos y, por tanto, a que seas menos o vivas menos. Así funciona la programación de la psiquis colectiva mercantilista de estos tiempos.

Pero, la verdad, nada bueno nos ha dejado ese viejo enemigo de la economía. Al contrario: el “paralelo” es un factor permanente de inestabilidad, negocios turbios en las cadenas de comercialización y distribución de bienes esenciales y posterior alza desproporcionada de precios. En definitiva, se ha convertido en el “dios especulativo” que rige las relaciones sociales y económicas en la cotidianidad. Durante un tiempo estuvo “controlado”, bajo perfil, con incidencia media en el consumo y la producción. Incluso, llegó un momento que parecía que su credibilidad se fue a pique.  

Sin embargo, como la economía se mueve por las expectativas y la funcionalidad de la viveza criolla, ese dólar “paralelo” revivió por la gran zozobra generada a causa del fin de la licencia de Chevron, así como por la imposición de Estados Unidos de un arancel de 25% a países y entidades que compren gas o petróleo venezolano. En este punto, estamos. Tratando de encontrar, de nuevo, la estabilidad cambiaria y opacar, una vez más, el dólar especulativo en las actividades diarias. 

Mientras eso ocurre, en el interín aparece en escena el “dólar promedio”, utilizado en el menudeo de los mortales comunes. Algo así como una tercera vía que permite a los compradores-vendedores acceder a un precio por debajo del “paralelo” y por encima del dólar mercado (BCV). Así, al parecer, falsamente todos sienten que “todos” ganan.

Al final de año, uno, como mortal común, solamente espera que el ganador sea la economía real y no las sensaciones temporales, hijas de la especulación y del propio “dólar de guerra”.

Lo que sí está claro es que el panorama económico se ha vuelto una batalla diaria, en la cual todos estamos involucrados. Nadie se salva. “¿Quién puede más, el dólar de guerra o la construcción de un dólar de mercado que beneficie la estabilidad económica, el crecimiento, la producción, el comercio y la satisfacción de las necesidades de un país?", ha dicho el presidente Maduro en reunión con los sectores industriales, comerciales y financieros del país. 

“Hagamos la reflexión”, añadió el Presidente.

Manuel Palma

 

 

      

 

 

   

 

 

 

 


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