Psicosoma | Resistencia: migraciones

Más que xenofobia es aporofobia

29/11/22.- La sobrevivencia muerde más con las migraciones y ya no digo: "Es mejor morir en mi tierra’’, porque en cualquier punto se es de la Pachamama y se puede cambiar el mundo al sentir la respiración predadora del capitalismo. El destierro, exilio, diáspora, huida es un impacto profundo, un renacimiento memorioso, de sueños, esperanzas descalzas que tratan de hilar e ir al "hilo de Adriadna". Todo se afecta y difiere según las fases del desarrollo personal, edad, condición. Entonces uno se pregunra: "¿Cómo sería el choque en la producción literaria del humanista Andrés Bello y del poeta de Monagas Félix Armando Núñez, quienes migraron de forma permanente a Chile?".

Sin duda, las circunstancias históricas y personales son condicionantes que empujan a dar el salto cualitativo al escritor Andrés Bello de casi cincuenta años de edad para ese entonces,  y a Félix Armando Núñez, que sale de su pueblo de Boquerón al ganar una beca para estudiar en Caracas, y desde allí con el paso de los años, en plena efervescencia de la juventud, parte a Santiago para ejercer como profesor de la Universidad Concepción. Núñez huye de una Venezuela rural, hambrienta y palúdica bajo la bota militar del general Vicente Gómez.

Félix Armando Núñez había nacido en Monagas el 28 de noviembre de 1897, a la edad de 15 años tradujo el quinto libro de la Eneida, de Virgilio, y toda su vida se la ganó dando clases particulares. También fue maestro del Libertador Simón Bolívar.  

El monaguense de brillante inteligencia y amor patrio, desciende del gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, compartió con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y fue maestro en Lengua Española del poeta surrealita Gonzalo Rojas; pero también fue poeta y ensayista, autor de ocho libros, director de la Revista Atenea, profesor y decano la Facultad de Filosofía y Educación.

La mentalidad acomodoticia, burguesa, servil en esos tiempos eran y son tan rudos que nunca ha sido fácil integrarse a sociedades cerradas que desconfían del foráneo. En estos tiempos se excluye, directamente, por nacionalidad, color, religión, ideas, sexo… Así las personas originarias perciben al extranjero como el que viene a quitarle el pan al nacional. Se olvidan de los derechos humanos y se  prefiere migración adinerada, pues más que xenofobia se sufre de aporofobia, es decir, de odio hacia los pobres.

La formación educativa, la voluntad, los valores y la resiliencia hacen de estos escritores un ejemplo de venezolanos que se adaptaron a las mil y una circunstancias, se transformaron. ¿Qué pasaría por la cabeza de Bello al no recibir respuestas del Libertador, al borde de la miseria y muerte de su familia? Se queda en casa de Francisco de Miranda al fracasar la primera Misión diplomática -Londres,1810- e integra la logia masónica Lautaro. El incansable intelectual comparte con políticos americanos y europeos, trabajó para la Revista El Lector Americano (1820), crea y dirige la Biblioteca Americana y el Reportero America, publica la Silva a la agricultura de la zona tórrida y la Alocución a la poesía. Los empleos prometidos se diluyen y la suerte en los nombramientos desaparecen, como los de Cundinamarca, Provincia del Río de la Plata; fue secretario interino de Chile y de la Secretaría de la Gran Colombia, cargo que detentó hasta enero de 1825, pero las rencillas, rumores malsanos corren y lo acusan de traición a la patria y lo remueven del cargo… Disuelta la Gran Colombia en 1829 parte a Valparaíso con su familia para vivir por casi cuatro décadas en tierra extranjera. Allí desarrolla su extensa obra en el campo del Derecho y, en general, de las humanidades: escribe La gramática de lengua castellana, Los principios del derecho y Resumen de la historia de Venezuela. 

Ana Anka

 


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