Al derecho y al revés | El acuerdo es positivo

Más allá de relinchos y bufidos de una claque cada vez más envejecida y menos numerosa

30011/22.- Cualquier acuerdo entre un gobierno asediado por un poder externo y partecita, como una vez firmado el documento señaló el Presidente, de una oposición que en el exterior pidió invasiones al suelo patrio, y sanciones ilegales, pero que también ha ayudado a acabar con lo que quedaba de una economía alguna vez definida como “próspera”, se debe entender como un acto positivo.

 

Pero también el acuerdo es un paso adelante en la larga marcha por emprender para la reconciliación entre venezolanos.

Hay, sin embargo, detalles que no veo por qué se han de ocultar: uno, que el documento evidentemente viajó a México no para ser discutido y aprobado, sino ya listo para la firma por ambas delegaciones.

Es imposible que un documento tan bien redactado,  salvo por el populismo que destila en algunos párrafos, sea producto de dos delegaciones aparentemente enfrentadas, que no estaban trabajando en conjunto y donde las plumas diplomáticas no abundan.

Eso es importante, pero no creo que sea algo “para aclarar” o que ese detalle le quite importancia al acuerdo.

Si la oposición firmante recibe y ha recibido a menudo lineamientos desde Washington, era entonces con el gobierno Biden con quien nuestro país tenía que negociar, aprovechando que las consecuencias de la guerra en Ucrania han hecho cambiar algunas posiciones del presidente Biden.

Y sobre los acuerdos, sin que sean un nuevo Dorado, es obvio que alguna mejora instantánea traerán cuando USA descongele fondos venezolanos que fueron groseramente intervenidos a petición del entonces diputado Guaidó y sus ad lateres.

Esos fondos los antipatria ya sugieren que solo sean administrados por la ONU, como si nuestro país fuese una tierra vencida donde envían cascos azules a hacer de las suyas: la verdad es otra.

Son fondos que el gobierno Biden ante una elección para el año entrante, donde a su partido le hace daño la desgastante lucha para derrocar al Gobierno venezolano, acepta devolverle a sus dueños parte de esos cobres,  pero conservando “cara”.

Es decir que el uso de esos fondos ya aprobados para la descongelación será a través de la ONU que, en este caso, actuará como agencia revisora de las constructoras y comercializadoras de equipos y partes, que se requieran para hacer operativos esos 3.000 millones de dólares que se incluyen en el acuerdo.

¿Ese método abarata costos y hace más limpio el proceso?

Ojalá y fuese así, pero la experiencia con Irak y antes con la antigua Yugoslavia nos dice lo contrario.

En la ONU también ocurren desfalcos, pero como allí hay poderes que pueden vetar discusiones, la mayoría de las veces se hacen los locos.

En definitiva, es mejor tener al docto Blyde ahora apoyado por Ramos Allup, apalancando constructoras, que azuzando guarimbas y sacando cuadros de la Asamblea como hizo Henry.

Por cierto y con esto finalizo: la Internacional Socialista que en sí es una agencia de contratos, acaba de nombrar al presidente de España y a Henry Ramos como presidente y vicepresidente de la misma, lo que corrobora lo escrito.

¡Con razón Rómulo Betancourt nunca quiso que su partido se inscribiera en ese club de socialistas desmoralizados!

Domingo Alberto Rangel

 

 


Noticias Relacionadas