07/12/22.-  Cierto día de mi adolescencia me topé con un libro llamado Las esquinas de Caracas, escrito por Carmen Clemente Travieso. Desde entonces quedé conectado a su amena forma de referirse sobre mi ciudad Caracas y ese sentimiento me ha acompañado hasta el presente. Gracias a ese primer acercamiento, hoy escribo crónicas en mi columna Parroquia adentro en el medio digital Ciudad Caracas  De igual forma, participé en calidad de coautor en los libros Parroquia adentro (Selección Filven 2020), Voces CCS (2022), además de fundar espacios en las redes sociales referentes a historias gráficas y documentales sobre nuestra capital.

Carmen Clemente Travieso, nieta del prócer de la patria Lino de Clemente, nació en Caracas en el año de 1900, período determinante para los derechos de las mujeres en el mundo. Siendo ella ejemplo de esta causa, fue una de las precursoras del feminismo en Venezuela, por la cual luchó hasta alcanzar el derecho al sufragio para la mujer. En cuanto lo profesional ella fue la primera en su género en graduarse como periodista en la Universidad Central de Venezuela, hecho que le valió para estar entre las pioneras que se desempeñaron como periodistas a tiempo completo.   

Dentro de su trayectoria política, fue una de las predecesoras en unirse al Partido Comunista de Venezuela, desde donde luchó en contra de la dictadura de Juan Vicente Gómez, utilizando su pluma en la elaboración y distribución de publicaciones clandestinas como La Boina, El Imparcial y El Martillo. 

Fue autora de un valioso conjunto de obras, algunas de ellas fueron: Mujeres venezolanas y otros reportajes (1951), Las luchas de las mujeres venezolanas (1962) y La mujer en el pasado y en el presente (1977). 

En la reciente Feria Internacional del Libro de Venezuela 2022 se rindió homenaje a su memoria, a través de la reimpresión de sus más sobresalientes obras, a fin de rescatar su legado histórico.

Las esquinas de Caracas (1956)
No conozco a cronista o estudioso sobre nuestra ciudad capital, que no haya leído el texto Las esquinas de Caracas, donde Carmen Clemente Travieso analiza las razones por las cuales las esquinas de nuestra capital obtuvieron sus respectivos nombres, dado a ciertos criterios que expondré brevemente a continuación.

Para mediados del siglo XVIII, siendo el obispo de Caracas Diego Diez Madroñero, nuestra ciudad era prácticamente un convento, no tenía jardines, parques, alumbrado, boticas ni modistas. Las danzas, contradanzas, juegos, justas y todo tipo de bailes estaban prohibidos. Entre los años 1765 y 1766, el obispo ordenó que cada casa debería tener protección de algún patrono celestial, por lo que en las paredes de las principales esquinas se excavaron nichos que contuviesen algún santo o virgen, iniciándose desde entonces la costumbre de identificar las esquinas de Caracas con el nombre de la figura religiosa instalada en ese lugar. 

Una vez muerto el obispo Madroñero, estas denominaciones fueron sustituidas por una diversidad de nombres otorgados por el alegre y picaresco ingenio venezolano como lo fue Pele el ojo, Peligro y El Muerto. 

También fueron motivos para denominar a nuestras esquinas los nombres o apellidos de personajes célebres de distintas épocas, que van desde la colonia hasta la gesta independentista; sacerdotes, doctores, antiguos conventos religiosos, alcabalas, fortines, batallas, fuentes públicas, árboles, ríos, puentes y hasta rasgos físicos de sus habitantes como lo fue el caso de El Quebrado y La Gorda.

Toda una larga lista de nombres de esquinas está contenida en esta maravillosa obra, que les invito a leer.

Parroquia Adentro:
Gabriel Torrealba Sanoja
Julio González Chacín †

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