Xin chào | Homenaje al compa

El Grupo de Amistad Parlamentaria Venezuela Vietnam en una oportunidad fue liderado por Vivas

¡Qué tal compa!, así saludaba Darío Vivas, y así le agradaba que le respondieran. No era más que la costumbre de una persona con roce popular del día a día, en la comuna, con la gente de a pie. El pasado sábado 13 se cumplieron dos años de la despedida que le hiciera el pueblo de Caracas, desde la Plaza Bolívar, precisamente frente a su último centro de operaciones, la sede del Gobierno Capital.
 
Cual homenaje al compa, el pasado sábado tomó posesión la directiva del Grupo de Amistad Parlamentaria Venezuela Vietnam, que en una oportunidad fue liderada entusiastamente por Darío Vivas, quien además realizó su última visita a la República Socialista de Vietnam en marzo de 2015.
 
El Grupo de Amistad Parlamentaria con Vietnam, que ahora lidera el diputado valenciano Saúl Ortega, tiene el reto de ratificar y potenciar la hermandad que cultivó el compa Darío en la relación con la patria de Hồ Chí Minh y Võ Nguyên Giáp.
 
El diputado Saúl Ortega, un político que tiene una larga experiencia como legislador, estuvo a cargo del Grupo de Amistad con la Federación de Rusia y con la República de Cuba. En esta ocasión, contará con el apoyo de una directiva integrada por Francisco Ameliach (vicepresidente), Marelis Pérez Marcano, John Carlos Moreno, Ausberto Díaz, Nancy Pérez Sierra y Enmanuel Delgado Marín.
 
Darío Vivas tuvo la alta responsabilidad de presidir la delegación que asistió a la XXXII Asamblea General de la Unión Interparlamentaria (IPU-132), efectuada en Hanói (2015), la capital de la República Socialista de Vietnam, donde flamearon banderas de 164 países, entre ellas, el tricolor de la República Bolivariana de Venezuela.
 
En la ocasión, hicieron equipo con Darío: la diputada Gladys Requena y los diputados Adel El Zabayar, José Ramos Sánchez, José Ávila Torres y Christian Zerpa.
 
La presencia venezolana resultó muy oportuna en la IPU-132, porque estaba en el ambiente político internacional el anuncio del decreto contra Venezuela del presidente estadounidense de entonces, Barack Obama, quien asombró al mundo al afirmar que nuestro país era una "amenaza inusual y extraordinaria" contra la seguridad de Estados Unidos. Dicho anuncio se había producido el 9 de marzo de 2015, e inmediatamente Venezuela emprendió una campaña para desenmascarar la amenaza gringa y sus pretensiones injerencistas en la patria de Bolívar y Chávez. 
 
Entre las actividades mediáticas se activó, a través de las redes sociales, un tuitazo mundial, que involucró al cuerpo diplomático venezolano en el exterior, incluyendo a Vietnam, donde Darío se puso al frente de la iniciativa, como buen agitador de masas.
 
Debido al cambio de horario, el tuitazo debía hacerse a las 11:30 pm en Hanói, por lo cual se planificó, con algunos miembros de la delegación diplomática venezolana y la delegación que asistió a la cita internacional parlamentaria, un acto público de casi media noche para recolectar firmas contra el decreto Obama. 
 
La actividad se efectuó en una importante zona del centro de Hanói, un lugar lleno de magia, frente a la pagoda más antigua de la capital vietnamita, llamada Trần Quốc (Defensa Nacional). Esa histórica construcción está ubicada en la calle Thanh Niên que separa los lagos Hồ Tây y Trúc Bạch, construida, después de la guerra, por integrantes de la Unión de Jóvenes Comunistas Hồ Chí Minh. 
 
A pesar de la hora, ante el escepticismo de algunos, el “punto rojo” de Darío en Hanói cumplió su cometido en medio de pancartas elaboradas en tiempo récord por la joven diplomática Jenny Barbera y quien escribe estas líneas, apoyados por hijas y nietas.
 
De repente nos vimos frente al mismo Darío impetuoso y de verbo encendido, con quien habíamos militado en la Comisión de Participación Ciudadana de la Asamblea Nacional Constituyente en diciembre de 1999, a media noche, rodeado de vietnamitas y turistas que pasaban por el lugar, en un ambiente que más simbólico y lleno de historia no podía ser.
 
Darío debe haber quedado contentazo de haber llevado a cabo ese intrépido cometido de instalar un “punto rojo”, a media noche, en pleno centro de la milenaria capital vietnamita, para emprender una acción de agitación y propaganda contra el imperio que en 1975 fue derrotado por las audaces milicias populares del Tío Hồ.
 
 
 Ángel Miguel Bastidas G.
 
 
 
 
 

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