Tinte polisémico | ¿Gestión financiera y deporte?

El impacto económico del Mundial se estima será superior a 1,5 % del PIB

16/12/22.- La fiesta del Mundial de Fútbol de 2022 que aún se celebra en Qatar,  nos congrega a todos. A pesar de las diferencias horarias a través de las pantallas de televisión, compartimos emociones y por distintas razones nos alineamos con alguna divisa, seamos aficionados o no a la disciplina del balompié. 

Muchos nos contagiamos de un entusiasmo inusitado, y hasta en especialistas nos convertimos, pronosticamos resultados, analizamos partidos, sufrimos metamorfosis profesional, estrategas y especialistas tácticos del juego, hasta el punto de despotricar de sus directores técnicos: en síntesis la pasión deportiva nos atrapa sin distinción.

En ese contexto deportivo con participación de los cinco continentes, podemos también esforzarnos y realizar un proceso de abstracción, y analizar, dadas las particularidades del soccer como actividad rentada global, que se soporta en un modelo de negocio que no escapa de la lógica de la rentabilidad empresarial capitalista, pues de que otra forma se explicaría el “valor de mercado” de las fichas de los protagonistas, los jugadores profesionales, y de sus astronómicos salarios pagados por sus respectivos clubes de distintas ligas; sin embargo, para este evento ecuménico, se alinean los atletas en sus respectivas delegaciones nacionales con motivo de la participación en el campeonato mundial. 

Para tener una referencia del impacto económico por el desarrollo del Mundial en Qatar 2022, se estima que tendrá una repercusión contributiva superior al 1,5 % del PIB en la actividad productiva de la nación sede. Nada despreciable después de haberse salido de una recesión producto de la pandemia del covid-19. Obviamente no se requiere ser un gran analista, para deducir el despliegue logístico, de servicios turísticos y hotelería, inversión en infraestructura, comunicaciones, entre otros, para la celebración de un evento deportivo solo comparable con una olimpiada. 

Cuando disfrutamos a través de las transmisiones vía satélite de los encuentros, inferimos la dimensión por los derechos de televisión que se invierten, las cifras de marketing por el patrocinio de las distintas marcas de productos y de servicios de transnacionales (conocidos también como los Sponsors: banca, seguros, aerolíneas, franquicias deportivas, etc.), un centro comercial audiovisual, digital y planetario.

Ahora bien, podemos concebir que la gestión profesional del deporte rentado en general, comprenda dos facetas esenciales, en primer término lo atinente a lo atlético, lo estrictamente deportivo. Y por otro lado, lo correspondiente a sustentabilidad financiera, y para ilustrar con un ejemplo, dado que hablamos en esta oportunidad de fútbol, podemos considerar las distintas ligas nacionales y sus  correspondientes franquicias profesionales, cómo se administran y gestionan sus presupuestos, proyectos y recursos orientados a participar en última instancia con opción de triunfo. Los equipos con registros exitosos y trayectorias de participaciones destacadas, se caracterizan por la dirección profesional en lo que a las finanzas se refiere.

Un campo más del ejercicio de la administración, la gestión organizacional deportiva contemporánea demanda su profesionalización, la improvisación y solo intuición no garantiza poder asistir a un acontecimiento del orbe como un mundial de fútbol.     

Héctor E. Aponte Díaz.
tintepolisemicohead@gmail.com     
   
   
 


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