Hablemos de eso | Un país en guerra permanente

Eso de sentirse amenazado todo el tiempo es una estrategia de dominación

18/12/22.- Buscando por aquí y por allá, me tropiezo con un informe del señor Richard F. Grimmett, que se presenta como especialista en Defensa Nacional, de la División de Asuntos Exteriores, Defensa y Comercio del Servicio de Investigación de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. El informe ofrece una lista de 320 eventos en que las Fuerzas Armadas de Estados Unidos actuaron en “países extranjeros” entre 1789 y 2004. Después me encuentro con una actualización del documento a marzo de 2022, realizada por Barbara Salazar Torreon (Senior Research Librarian) y Sofia Plagakis.

Reviso la actualización y encuentro más de 140 nuevos casos de movilización militar. Y esto entre 2004 y 2022. Llama la atención que por primera vez aparece el nombre de nuestro país en 2019 cuando se reseña el viaje del barco hospital USN Comfort por Centroamérica, el Caribe y Suramérica, “en respuesta a la crisis política y económica en Venezuela”.

Como señalan los autores, los eventos reseñados son de muy distintasm magnitudes y naturalezas, desde misiones pequeñas hasta gigantescas movilizaciones (como en los casos de la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, Vietnam o Irak). Incluyen unas cuantas acciones contra piratas y bandas delictivas y otras “pequeñas misiones” con la excusa de “proteger las vidas y los intereses” de estadounidenses en países en conflicto. Invasiones y “guerras potenciales” (es decir que no llegaron a desatarse por completo) están en la larga lista, que se constituye en una especie de diccionario de consulta.

Se trata de movilizaciones militares al extranjero (fuera de Estados Unidos) y no incluyen entonces confrontaciones como la guerra civil. De acciones de las Fuerzas Armadas regulares y no incluyen las acciones con mercenarios, el apoyo a dictaduras y golpes de Estado, el financiamiento, las asesorías y apoyos a combatientes, las intervenciones de la CIA y otras agencias “civiles” y otro largo etcétera.

Si en el siglo XVIII solo aparece la “Guerra Naval no Declarada con Francia” de 1789, en el siglo XIX están en la lista 102 eventos militares, contando entre ellos la guerra contra Gran Bretaña (1812-1815), la Invasión de México (1846-48, que culminó con la expropiación de más de la mitad del territorio mexicano), las expediciones del Comodoro Perry contra Japón (1853-54, para obligar bajo amenaza a ese país a “abrir su comercio”) o la guerra contra España (1898, que culminó con la colonización de Puerto Rico, Cuba y Filipinas, entre otros territorios). Incursiones bélicas en China, Samoa, Nicaragua, Honduras, Argentina, Colombia, Turquía, Perú, Corea y otra larga cuenta…

En el siglo XX, se contabilizan 181 acciones militares en otras naciones. Son pocos los años en que no se registra una acción militar, solo tres o cuatro. Y en lo que va de este siglo veintiuno, las Fuerzas Armadas de Estados Unidos llevan 178 acciones militares fuera de sus fronteras.

Armados y haciendo frente a latinoamericanos, asiáticos, africanos, europeos y gente de Oceanía han estado buena parte de los hijos de Estados Unidos. En cada familia debe haber, si no un hijo, un padre o un hermano, al menos un conocido que ha “empuñado las armas” como suele decirse, para amenazar, disparar o matar a una extranjera, a un extranjero. Y así por todas las generaciones desde que el país es país. No es solamente por la segunda enmienda, por tradición, eso de estar armado y usar las armas. Es una nación en guerra permanente, interminable, de ahí también vienen los locos que a cada rato les da por disparar contra la gente en escuelas o centros comerciales.

Una nación en guerra permanente, la naturaliza, la incorpora en su cultura. Y necesita enemigos o si no los inventa. Les cuesta a los que se hacen conscientes partidarios de la paz que no los vean raro. Eso de sentirse amenazado todo el tiempo es una estrategia de dominación, permite justificar la acción irracional; la “defensa” consistiría en amenazar y agredir a todas y todos en el mundo. El dominador teme y hace de su sociedad un pueblo que sublima su terror en el aplastamiento del diferente. De tanto vivir en guerra, ya no es solo estrategia o instrumento (para vender armas, por ejemplo), sino un imaginario que les permite encontrar en la guerra la solución a sus miedos. Y para allá arrastran.

 

Referencia:

Barbara Salazar Torreon y Sofia Plagakis. (2022). Instances of use of United States Armed Forces Abroad, 1798 – 2022. Congressional Research Servicehttps://crsreports.congress.gov/product/pdf/R/R42738/37

Humberto González Silva


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