Punto de quiebre | Carta reveladora

Mantuvo relaciones sexuales con una niña de 10 años

20/12/22.- El hombre fue detenido y privado de libertad por su presunta comisión de acto sexual con víctima especialmente vulnerable.

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Aquella mañana los niños estaban más alborotados que de costumbre, correteaban de un lado a otro como enloquecidos, como si no se cansaran. Las maestras de aquella institución educativa de San Cristóbal, estado Táchira, estaban vigilantes en el patio en procura de que no se fueran a caer. Fueron unos largos treinta minutos del recreo y cuando entraron a sus respectivos salones, todavía parecía que querían más, por lo que la maestra tuvo que imponer su autoridad para lograr que se aquietaran.

Rato después, tras culminar las actividades de matemáticas, la maestra les indicó que ahora iban a hacer una actividad muy divertida y que todo quedaría en el más absoluto secreto y confidencialidad.

“Tomen una hoja y un lápiz y quiero que me escriban algo que les preocupe, bien sea algún problema que tengan en sus casas, problemas con alguna actividad, con alguna materia que no entiendan, rollos con alguno de sus compañeros o un secreto que ustedes tengan bien guardado y que no se atrevan a contárselo a nadie porque les da pena o les da miedo. Esta actividad es muy importante porque los ayudará a desahogarse, a soltar eso que llevan por dentro y que a lo mejor no los deja dormir. Les aseguro que después que lo escriban con detalles, se van a sentir mucho mejor. Quiero que sepan que yo soy su amiga y que los ayudaré. Una vez que hayan escrito todas las cartas, ponen su nombre, la doblan y la meten en esta cajita. Luego yo las leeré con calma y luego las quemaré y el secreto quedará bien guardado entre ustedes y yo. ¿Están de acuerdo?, les gusta la idea”, dijo la maestra a manera de introducción.

Luego de la confirmación mayoritaria, la maestra distribuyó las hojas y comenzó la actividad, rato después comenzaron los estudiantes a depositar sus respectivas carta-confesiones en la caja.

 

Aquella carta

Sonó el timbre y la maestra instruyó a los escolares que no habían terminado para que lo hicieran rapidito y entregaran. Luego los despidió y se quedó sola en el salón revisando las cartas. Solo dos niños entregaron la hoja en blanco.

De pronto la maestra se puso pálida. Las manos que sostenían aquella carta temblaban, como si no quisieran sostenerla. Comenzó a sudar. Se levantó y comenzó a caminar por todo el salón. No leyó ninguna otra carta. No podía. Dos gruesas lágrimas cayeron al piso. La maestra no hizo esfuerzo alguno por secarse los ojos. Estaba desencajada. Recogió todas sus cosas y salió con destino a la seccional. Allí se encontró casualmente con la coordinadora y la psicóloga que estaban almorzando y les contó lo ocurrido.

La carta no estaba firmada por lo que comenzaron a decantar con ayuda de la lista para determinar quién era la autora de la carta. Finalizado este trabajo, descartaron a tres de los niños que no habían ido ese día a clases, otro niño fue descartado porque era varón, por lo que quedaban solo dos niñas, como posibles autoras de la carta. La otra carta era una de las que estaba en blanco. Acordaron que la maestra se reuniese al día siguiente con las dos niñas para conversar con ellas y que una vez que supiera quién era la autora de la carta, si lo estimaba conveniente llamara a la psicóloga para que también conversara con la niña.

 

Identificada la víctima

La primera estudiante fue descartada de inmediato porque confesó que ella no había podido escribir nada, porque no tenía ningún secreto ni nada interesante que escribir.

Fue llamada la otra niña. La maestra se sentó frente a ella y le tomó las manos. “Quiero que sepas que yo soy tu amiga, tu confidente y que te voy a ayudar en todo lo que sea necesario. Es necesario que confíes en mí. Puedes estar corriendo peligro. Ese hombre te puede hacer daño. Es un viejo. Tiene 32 años y tu apenas tienes 10. Se está aprovechando de tu inocencia. Puedes hasta salir embarazada. No es justo que él te haga esto. No debes seguirlo buscando, debes olvidarte de él. Es un delincuente que cometió un grave delito y debe ser castigado, porque si no lo hacemos le va a hacer lo mismo a otra niña”. La niña comenzó a llorar y la maestra la abrazó y lloró con ella.

Tras calmarse la niña le contó que sí, que Pastor López Pineda le había pedido para que fueran novios y que luego comenzó a ir todos los días para su casa y se veían a escondidas en el patio y que en una oportunidad él comenzó a tocarla y la obligó a que ella lo tocara a él y luego le quitó la ropa. No pudo continuar, comenzó a llorar de nuevo.

La maestra convenció a la niña de que no le pasaría nada, que ella la iba a ayudar en todo momento y que debían hablar con su mamá y con la policía y así lo acordaron.

La madre negó tener conocimiento alguno de esta situación, pero reconoció al hombre. No era un desconocido, era un vecino del sector.

Varios días después López Pineda fue detenido por la policía y fue privado de libertad en el Tribunal 1º de Violencia Contra la Mujer de la entidad andina que acogió la imputación fiscal por la presunta comisión de acto sexual con víctima especialmente vulnerable.

Wilmer Poleo Zerpa

 

 


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