Tinte polisémico | Alegría y emoción albiceleste

Al ritmo de la milonga

23/12/22.- Último artículo de esta columna del año 2022 y arribamos así al número 40, y dado que nos embarga y contagia el entusiasmo del ritmo de la milonga, que se bailó en Qatar con motivo de la fiesta cumbre del balompié global, es propicio comentar sobre las pasiones que genera esta disciplina deportiva.

Sería incomprensible para los latinoamericanos en general, independientemente de las simpatías y afinidades particulares por las distintas divisas, sean europeas, africanas, asiáticas u oceánicas, no identificarnos o celebrar el triunfo deportivo de la selección argentina, al conquistar su tercera copa, como campeona mundial de la especialidad.

Constituye el deporte una de esas dimensiones del quehacer humano, que amalgama la recreación, nuestra faceta de niños, al punto de denominar a los integrantes de los equipos jugadores, sin embargo surge lo metafórico, emerge con la pasión y la energía que involucran las competencias, de la que no escapan los comentaristas deportivos y los califican de gladiadores, al fragor de los encuentros encarnizados.

El análisis para comprender la naturaleza del deporte, en sus aristas atléticas, su substrato antropológico y cultural, su dimensión sociológica e inclusive política, puede generar las polémicas y controversias más intensas. Basta con observar la efusividad y energía colectiva de los cánticos y las manifestaciones de los fanáticos en las gradas y el accionar de las barras de los simpatizantes, al punto de convertirse en otro espectáculo aparte del encuentro que se celebra.

Quizás una de los aspectos que genera más emociones y tan opuestas en cada uno de los bandos, es el momento del cobro de los penaltis, euforia para quien cobra exitosamente, y frustración absoluta para quien erra. Al finalizar los encuentros, el cuadro de energía y alegría desbordada de los futbolistas del equipo que ha resultado ganador, hasta dar vueltas olímpicas por los estadios, como si no hubiesen aún jugado, mientras por el otro lado, los exhaustos y desconsolados competidores derrotados, desmoralizados, con caras depresivas hasta que sus torrentes internos desembocan en llantos incontenibles de profunda y absoluta frustración y de tristeza.

Todos estos ingredientes caracterizan y forman parte de la faceta del también negocio y empresa, que han dado en llamarlo el deporte rey.

Las redes sociales se inundaron con las imágenes, videos y comentarios de las manifestaciones colectivas en las principales avenidas y calles de la capital bonaerense: el pueblo celebra su triunfo; analistas, comentaristas, jugadores, fanáticos, directores técnicos y políticos entre otros, coinciden en expresar la necesidad de esa victoria para la autoestima colectiva de una nación con grandes problemas en los ámbitos políticos, económicos y sociales. Pero que no bastará solo ese merecido y bregado triunfo de la selección albiceleste para solventar la problemática del país austral.

Sin embargo me tomaré la licencia, con el debido respeto por los seguidores de otros equipos y naciones, para manifestar mi emoción y alegría por el triunfo inobjetable, incontrovertible en lo táctico, estratégico, técnico, psicológico y futbolístico del seleccionado argentino en esa geografía y momento en Qatar, y bailemos al compás del tango en Latinoamérica al cierre del año 2022. ¡Feliz natividad desde Caracas, la cuna del Libertador a todas y todos!

Héctor E. Aponte Díaz

tintepolisemicohead@gmail.com

 

 


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