Xin chào | Derrota en Navidad
Richard Nixon
Podrás perder mil batallas, pero solamente al perder la risa,
habrás conocido la auténtica derrota.
Hồ Chí Minh
23/12/22.- No, no nos referiremos al traspié europeo en Catar 2022, donde las lumbreras de Alemania, España y Francia, que sorpresivamente se vieron apagadas, y debieron abandonar la cancha que consideraban absolutamente suyas, como lo creía también Kylian Mbappé, el mulato francés que intenta esconder su ascendencia afro.
Trataremos más bien otras navidades, las de 1972, cuando el californiano Richard Nixon, como fiel creyente del “Destino manifiesto” intentó debutar a lo grande para su segundo mandato, con las pretensiones de arrodillar, desde el cenit hanoyense, a millones de vietnamitas, a fuerza de metralla y bombazos.
Si fuera cierto lo del martes 13, como maléfico símbolo, diríamos que el martes 13 de enero 1958 se vislumbró en Caracas, lo que le esperaba al californiano republicano, una década después, tras asumir su primer gobierno, como sucesor de Lyndon Jonhson, quien nunca se recuperó de su fracaso en Indochina.
Ese martes 13 de enero, antes de arribar al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de La Guaira, como vicepresidente de Dwight Eisenhower, Nixon venía de ser repudiado en Buenos Aires, Montevideo y Lima. Pero, en Caracas, se rompieron no solamente los esquemas, sino los vidrios de la limosina diplomática del importante visitante, quien desde el mismo aeropuerto litoralense se vio acosado por una gigantesca manifestación de repudio, y también en la avenida Sucre donde fue destrozado el Cadillac negro, que obligó a la escolta, a trasladar a Nixon a otro vehículo para llevarlo a la embajada de Estados Unidos, en La Floresta, mientras desde la Casa Blanca, Eisenhower amenazaba con invadir a la patria de Bolívar.
A once años del susto en Caracas, Nixon asumió la presidencia, sustituyendo a un Johnson que no se atrevió a competir por otro mandato, tras su fracasada estrategia de “guerra local” en Indochina.
En su campaña por la reelección, Nixon había prometido ponerle punto final al conflicto armado en Vietnam, con su novedosa “Vietnamización de la guerra”, mediante la cual esperaba cerrar el año 1972 exitosamente, mediante la operación “Linebacker II” de tierra arrasada, hasta ver a Hanoi como en la edad de piedra.
El macabro festival de bombas de todo calibre había comenzado en plena navidad, el lunes 18 de diciembre, pero a una semana de los ataques, en plena nochebuena, ya sumaban 56 las archi modernas naves de la aviación más poderosa del mundo derribadas por la defensa vietnamita, que sorprendió con seis regimientos de misiles antiaéreos, otros tres de interceptores de la fuerza aérea equipados con cazas soviéticos Mig17, Mig19 y Mig21 y ocho batallones de artillería antiaérea, 356 unidades de ametralladoras y armamento antiaéreo de la milicia local y fuerzas populares de autodefensa.
Doce días y doce noches duró el cruento duelo aéreo que el “soldado mayor de Vietnam” Võ Nguyên Giáp, denominó “Điện Biên Phủ en el cielo” al compararlo con la famosa batalla, comandada por el mismo Giáp, quien había expulsado de toda Indochina a los colonialistas franceses 18 años antes.
Cañonazos de fin de año
Las fuerzas de Nixon se jugaron el resto, el viernes 29: durante el día, 36 aviones tácticos atacaron la planta eléctrica Cao Ngắm, Dồn Hy y Thái Nguyên. Por la noche los usurpadores ejecutaron 60 maniobras con los gigantescos B-52, 18 de los cuales se ensañaron contra Đòn Mở (en Lạng Sơn) y otros 12 dirigieron sus mortíferas cargas contra Kim Anh, en Vinh Phụ.
Esa misma noche, otros 70 aviones tácticos se lanzaron contra los aeropuertos de Thơ Xuân, Yên Bái, Hoa Lạc, Hà Tây y Kép, en Bac Giang. Y como para despedirse de Hanoi dispararon sus últimos proyectiles contra Đông Anh y barrios periféricos de la porteña Hải Phòng.
Ese último día, la defensa vietnamita solo sumó a su cuenta un B-52 y un F4, suficiente para redondear una lista de 81 aviones derribados, de ellos 34 B-52 y medio centenar de pilotos capturados. Nunca la poderosa aviación gringa había sufrido un golpe similar.
El sábado 30, Nixon anunció la suspensión de los bombardeos y la retirada en poco menos de un mes de las tropas estadounidenses de territorio vietnamita, y las partes regresaron a la mesa de negociaciones en París.
Antes del descalabro yanqui, ya el Washington Post había definido la operación “Linebacker II” como “El acto de guerra más salvaje y absurdo jamás cometido por un pueblo soberano contra otro”, mientras que el New York Times titulaba: “Vergüenza mundial”. Por su parte, el Die Zeit alemán subrayaba que: “Los aliados deben calificar esto de crimen contra la humanidad”. Para el Daily Mirror, lo de Vietnam fue “Un diluvio de muerte de Nixon en la navidad”.
El norte de Vietnam había resistido el impacto de 15 mil toneladas de bombas lanzadas por los bombardeos B-52 en 729 salidas desde la base aérea Andersen (isla de Guam) y de la U-Tupao de Tailandia. Otras 5 mil toneladas fueron descargadas por otras naves estratégicas.
El cinismo de Nixon lo llevó a mostrar el bombardeo sobre Hanoi como un rotundo éxito por haber logrado sentar, ante la mesa de negociaciones, a la diplomacia vietnamita, mientras que su secretario de Estado. Henry Kissinger era premiado con el Nobel de la Paz “por su labor en Vietnam” en 1973, precisamente el año que ese mismo Kissinger había manejado los hilos del golpe de Estado y el asesinato del presidente chileno Salvador Allende.
La mesa de negociaciones fue activada en París a los 26 días del alto al fuego, y el 29 de marzo de ese año 1973, fue arreada la bandera estadounidense por el general Wayen, rodeado de los últimos 2.105 soldados, avergonzados por la humillante derrota.
No contento con la masacre de 3 mil vietnamitas en 12 días, Nixon violó parte de los acuerdos firmados en París, y aunque retiró las tropas, incrementó la ayuda militar al gobierno títere de Vietnam del Sur, que definitivamente fue derrotado el 30 de abril de 1975, en lo que los vietnamitas llamaron la Victoria de la Primavera.
A los pocos meses de aquella triste navidad para la aviación yanqui, Nixon se vio obligado a dejar el poder, al verse involucrado en el escándalo Watergate.
Fuentes:
- Trong Lần, Lưu. “La Batalla de Điện Biên Phủ en el Cielo”. Editorial Thế Giới, 2004.
- Huy Toàn, Nguyen. “Vietnam, Guerra de Liberación (1945-1975) ”. Editorial Thế Giới, 2010.
- Bastidas González, A. Miguel. “Xin Chào”. Editorial Thế Giới, 2017.
Ángel Miguel Bastidas G.