Letra fría | Ibrahím Ferrer Jr. y Buena Vista

El único hijo varón

 
23/12/22.- Cuando el emblemático Ibrahím Ferrer, de Buena Vista Social Club, había perdido las esperanzas de tener un hijo varón después de cinco hijas, y le llegó por fin, no dudó ni un momento que se llamaría igual que él, y que le dirían junior para diferenciarse. En mi programa de radio cuando tocamos el tema, bromeó como buen cubano, diciendo que si no salía él, la nueva hija seguramente se habría llamado Ibrahina… Tal vez para diferenciarse aún más, se tituló de ingeniero naval, carrera que finalmente dejaría para radicarse en Argentina y dedicarse definitivamente a la música, siguiendo los pasos de su padre. “Desde chico cantábamos todos, no solo mi padre. Él y sus músicos ensayaban en mi casa, hacían fiestas, a mí siempre me gustó cantar, pero mi madre quiso que estudiara un instrumento”, explicaba Ibrahincito a la revista Noticias de Argentina.
Luego de probar con varios instrumentos, se decidió por su voz. Hasta que tuvo la oportunidad de participar en el CD y el film Buena Vista Social Club, y luego tomó la decisión de trasladarse a Argentina, y de ahí en adelante las cartas estaban echadas.
 
Hago un paréntesis para recordar toda esta historia que recuperó Ry Cooder, un verdadero esfuerzo titánico que permitió redescubrir esta pléyade de artistas cubanos, que de alguna manera estaban siendo olvidados. Sin dejar por fuera a Wim Wenders que grabó la vaina,
 
Rebuscar en los anales de la historia y volver a ver estos documentales fue muy grato, sentí como si de pronto volvía a nacer en mí el afecto perenne por la música cubana. Ibrahím sin saberlo, me devolvió esta querencia que no cesa, y todo por culpa de esta niña, jajaja, tenemos con Laura un vacilón en la radio, que yo finjo que olvido su nombre, y ella me sigue la corriente, aunque a veces es verdad, que se atraviesa el alemán y me confundo. El otro día le dije Laura Sánchez, mi querida amiga que partió muy joven, pero no sin llevarse de trofeos al actor francés aquel y a un comandante muy preciado. Otro día quise jugar con sus apellidos y le dije Laura Ferrer, y no me dejó llegar a Ibrahím Pérez.

Esta historia continuará con un joven pianista que conocí en La Habana, en un festival de danzón, y el último día del año, comparte tarima con Ibrahím en México. ¡Llévatela Ferrer Pérez! Jajaja.
 
Humberto Márquez

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