24/12/22.- La Unión Europea (UE) no ha encontrado aún poner en práctica el esplendor de sus valores que se sostienen en una cadena de principios fundamentales extraídos del Tratado de Lisboa, firmado el 13 de diciembre de 2007, y en su Carta de los Derechos Fundamentales. Ello evidencia un ahogo ante la nueva dimensión de la guerra y la amenaza. La Unión Europea (UE), lograda con base en la experiencia de la Segunda Guerra Mundial y el objetivo de resolver los problemas de sus miembros, mantiene en debate la función de sus valores de dignidad humana, libertad, igualdad, democracia, Estado de derecho y derechos humanos.

Los líderes de la UE que han tenido la aspiración de garantizar la paz entre los Estados de Europa, como objetivo prioritario, son utilizados por Estados Unidos (EE. UU.) en su condición de gran potencia militar controladora del espacio europeo, cuya finalidad es seguir empantanando la guerra entre la Federación de Rusia y Ucrania. Por cierto, en esa confrontación bélica, el más beneficiado económicamente ha sido EE. UU. al extralimitarse con la aplicación de más de 10.000 medidas económicas-financieras punitivas contra Rusia, medidas apoyadas por la UE y el Reino Unido (RU), que desde el 31 de enero de 2020 está fuera de la UE. Hoy los países de la UE enfrentan el avance violento de una inflación que origina el hecho de consentir sumisión al fabuloso negocio del Complejo Militar Industrial (CMI) estadounidense durante el conflicto ruso-ucraniano, todo en detrimento de sus poblaciones.

Las deficiencias y dificultades de los miembros de la UE respecto a la paz, se patentizan en lo expresado por la excanciller de Alemania, Ángela Merkel, en declaración al semanario Diet Zeit, cuando afirmó que los acuerdos de Minsk, firmados en 2014 y 2015 para lograr la paz en la región del Donbass, sirvieron para que Ucrania ganara tiempo y pudiera armarse frente a Rusia. Esto precisa cómo un miembro tan importante de la UE, Alemania, logra alcanzar sus propósitos de mantener la guerra y su papel desempeñado como instrumento de la política agresiva y nazista de Washington. El presidente de Rusia, Vladimir Putin, al respecto replicó, eso: “Honestamente me tomó por sorpresa”

Y por si fuera poco la corrupción en el Parlamento europeo de la UE salió a flote, la práctica ha despertado en un escándalo público. La Fiscalía Federal de Bélgica, el pasado 9 de diciembre, reveló que los eurodiputados socialistas: Eva Kaila de Grecia, Andrea Cozzolino de Bélgica y Pier Antonio Panzeri de Italia, están detenidos por recibir sobornos de Qatar y Marruecos.

La UE debe buscar resolver esa problemática con acuerdos unánimes en el proceso legislativo dentro del seno del Consejo Europeo y el Consejo de la Unión, esto es más que necesario en un entorno desafiante que rápidamente evoluciona y se mundializa.

J. J. Álvarez