Micromentarios | Cuando Jesús curó a Judas Iscariote

Evangelio árabe de la infancia de Jesús

27/12/22.- En uno de los llamados Evangelios Apócrifos, el titulado “Evangelio árabe de la infancia de Jesús”, se narra un episodio ocurrido al entonces niño Jesús, en el que este expulsó al demonio del cuerpo de otro niño.

Se trata de uno de los muchos milagros realizados por el futuro Mesías, en sus años infantiles. Mas lo que llama la atención en este caso es que el niño sanado se llamaba Judas Iscariote, el mismo que años más tarde se convertiría en uno de los doce apóstoles.
Cuenta dicho “Evangelio árabe de la infancia de Jesús” que cuando Jesús era un niño de apenas tres años, vivía en Judea una mujer cuyo hijo, llamado Judas Iscariote, estaba poseído por el demonio.

Cada vez que el diablo asaltaba a Judas, este, que también era un niño, mordía a quienes se aproximaban a él y, si no tenía a nadie cerca, mordía sus propias manos o alguna parte de su cuerpo.

Cuando la madre de Judas supo que en Nazareth había un niño que había sanado a muchos enfermos, lo llevó hasta esta población y se presentó en casa de María.
En ese momento, Jesús había salido con sus hermanos a jugar con otros niños del vecindario, por lo que la mujer y su hijo debieron esperarlo.

Un rato después, Jesús y sus hermanos regresaron y, al ver a Judas y a su madre aguardándolos al aire libre, a causa del calor, se sentaron con ellos en la entrada de la casa. Judas, entonces, se levantó de donde se hallaba y se sentó a la derecha de Jesús.

En ese momento, el demonio invadió de nuevo el cuerpo de Judas y el poseído intentó morder a Jesús. Cuando esto ocurrió, se produjo un breve forcejeo entre el poseído y el futuro Mesías y sus hermanos.

Judas no pudo morder a Jesús, pero en la refriega lo golpeó en el costado derecho. Jesús se puso a llorar, pero en el instante mismo en que se inició su llanto, el demonio que se apoderaba de Judas lo abandonó bajo la forma de un perro rabioso.

Los numerosos testigos del incidente, entre quienes se contaban no solo los hermanos y la madre de Jesús, sino varios vecinos del lugar, se asombraron ante el prodigio.

Pero mayor fue la admiración del entonces niño Judas Iscariote quien, al hacerse adulto, se convirtió en uno de los primeros discípulos de Jesús.

El costado donde Judas golpeó al futuro Mesías fue, por cierto, el mismo que el soldado Longinos atravesó con su lanza, cuando Jesús se hallaba en la cruz.
Fueron muchos los milagros del hombre que dividió la historia en dos, pero en esta nota solo presentaremos el que hemos referido.

Armando José Sequera


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